La artista quilmeña se lanza como solista en un disco donde desnuda experiencias, sentimientos y superación. Prisma dialogó con Vicky sobre todo el camino que la llevó a este álbum.

  • Reportaje y texto: Julián Retamozo

Luego de haber lanzado su primer disco con su banda Fuerza Natural y tras haber recorrido el mundo cantando, Vicky Soulé encara una nueva faceta como solista a través de su nuevo álbum “Canciones que nadie va a escuchar”. Una portada al desnudo, cubierta solo por su guitarra, es la imagen de este disco en el que la artista se muestra tal como es, sin apariencias. Con influencias del rock argentino que lleva en su sangre y letras que te llevan en su viaje de historias de amor, dolor y liberación femenina.

Dialogamos con la artista quilmeña sobre el álbum y el crecimiento tanto a nivel personal como artístico que se ve reflejado a lo largo de las 10 canciones del disco.

Si bien tu primer disco (como todo primer disco) marca una etapa de exploración, es en este disco donde se nota un sonido más definido, una marca identitaria. ¿Cómo lo trabajaste?

VS: Pasó un período largo de 8 años desde aquél primer disco. Como escritora y compositora debo haber hecho un crecimiento y me siento mucho más fuerte. Es verdad que estoy llegando a mis 30 y una alcanza un nivel de autoconocimiento y autoconfianza que te permite decir “Esta soy yo”. Entonces, cuando escribís una canción, también es una forma de decir “esta es mi forma de ver esto que me está pasando o lo que yo siento con respecto a esto”. Ya no busco satisfacer, sino mostrar lo que yo soy. Y como cantante creo que es donde más se nota mi crecimiento. Muchos me han dicho “te noto más segura y más relajada cantando”.

En este disco, que tiene una gran variedad de géneros, se nota esa seguridad…

VS: Hubo un gran trabajo personal. Terminé mi primer disco con Fuerza Natural y cerré una etapa. A partir de ahí empecé a viajar y a trabajar de cantante alrededor del mundo. Y en ese crecimiento tuve que cantar estilos que se correspondían con lo que a mí me gusta y otros más distintos. Hice un gran trabajo como intérprete. Entonces, cuando llega el momento de la pandemia que es lo que a mí me frena positivamente para hacer este disco, me encuentro con canciones que ya tenían un tiempo y otras que escribí durante la pandemia. Pero, al momento de grabarlas y cantarlas, me encuentro con este gran proceso como intérprete que tiene mucho que ver con este disco también, porque yo este disco lo encaré pensando “Voy a cantar estas canciones como estas canciones merecen ser cantadas”. No me importaba lucirme como cantante ni quería demostrar nada. Fue “¿Qué pasa con esta canción? ¿Qué me hace sentir? ¿Qué le puedo aportar desde lo más profundo de mi ser?” Más allá de ser temas míos, qué les puedo dar yo como intérprete. Y todo esto con algunas dudas personales y algunos vicios de cantante. Tuve que controlarme y medirme un poco, porque me daba cuenta que al final era lo que la canción me estaba pidiendo. Tiene que ver con mi madurez como persona, como mujer y como artista.

 

 

“Canciones que nadie va a escuchar”… ¿a qué se debe?

VS: Cuando me planteo hacer este disco, dije “soy una artista independiente, que no tiene una discográfica detrás ni una productora.” No tengo un aguante comercial. Pero estoy llevando adelante estas canciones. ¿Qué pasaría si a estas canciones no las escucha nadie? ¿Los haría igual? Iría adelante con este proyecto? Entonces dije… ¡SÍ! Porque estas canciones son mi razón de ser. Yo me declaro en este disco. Puedo morirme mañana, pero si alguien escucha este disco, seguramente puede captar una esencia de mi ser. Es una forma irónica de decir. Varios me dijeron “¿Para qué lo hacés si nadie lo va a escuchar?” ¡Y me gusta que cause ese efecto! Porque es una forma de decir “Yo soy, yo existo”. El disco está y se gesta desde esa pequeña habitación donde yo escribo mis canciones, mis sentimientos. Ya a partir de ahí el disco empieza a existir, aún si nadie lo escucha.

El artista deja de buscarse cuando empieza a tocar para las canciones. Y eso se nota acá: las protagonistas son las canciones.

VS: ¡Si! Es eso. A mi me da risa cuando muchos piensan que el nombre del disco es derrotista. Me gusta que genere eso, que pinche. Yo tengo una forma de ser filosa, rockera, digo lo que pienso. Hay cosas que me encantan y las defiendo a muerte y otras que no me interesan para nada. Cuando digo que estoy por las canciones y que las canciones existen más allá de que las escuche alguien, me gusta que el disco lleve ese nombre. No le voy a poner un nombre conformista, que le guste a todo el mundo o que no diga nada. ¿Por qué le podría un nombre que no genere ninguna pregunta cuando mi forma de ser es filosa? Quiero que el nombre de este disco me represente y que sea cuestionable, porque así soy yo. Vivo para el arte y no voy a dejar de ser así.

 

 

Vicky comenzó su carrera de la mano de su padre, el reconocido artista quilmeño Ricardo Soulé. Años más tarde formó su primer banda “Fuerza Natural”, con quienes editó en 2013 su primer álbum: “Normal”.

A medida que uno escucha el disco, daba la sensación de leer el diario íntimo de una artista declarándose a corazón abierto, de una mujer en este contexto, con sus fortalezas, sus dudas y sus debilidades. No hay forma de que no te llegue…

VS: Cuando escucho el disco me emociono. Aún no logro escuchar el disco de principio a fin sin emocionarme. Cuando me pasa eso, es porque realmente estoy escuchando mis propias emociones. Mi viejo escuchó el disco por primera vez el mismo día que salió. Y cuando iba por el tema 5 o 6, me mandó un mensaje por whatsapp diciéndome “No voy a seguir escuchando porque no quiero seguir llorando toda la mañana”. Yo me quedé helada y me pasó todo lo que le pasa a un ser humano cuando cumple un sueño. Es un sueño hecho realidad con muchas dificultades en el cual tuve que creer mucho para salir adelante. Entonces, cumplir este sueño y que mi viejo, que es mi gran gurú espiritual y artístico me diga eso, fue como un click. Dije “A lo mejor sí puse en este disco emociones verdaderas”. Era lo que yo buscaba. Aunque nadie lo vaya a escuchar, sigue siendo un disco en el que puse el corazón abierto sobre la mesa. Esta soy yo, esta es mi historia y la de mis antepasados. Por ejemplo, en “Si pudiera ser”, cuento la historia de mi abuela que fue víctima de la Segunda Guerra Mundial. Ella era italiana, sufrió la invasión y la posguerra. Mi abuela tuvo que irse de Italia porque se casó con un polaco que era del otro bando y cuando en Argentina tienen a mi tía y luego a mi madre, ella quedó con unos traumas post guerra muy fuertes. Ella no pudo soltarse nunca de esa historia. La guerra comenzó cuando ella tenía 19 años, que es el momento más lindo en la vida de una persona. Esa historia nunca terminó. Ella tiene que abandonar a su familia y vuelve a Italia para intentar recomponer una historia que no puede recomponer. Mi abuela muere muy joven, a los 39 años. Todo eso tiene que ver con que yo esté hoy acá. Si esa guerra no hubiese pasado, mi abuela no se hubiera conocido con mi abuelo polaco. Hay mucho de mi historia en este disco.

Cuando llega el disco, además de la reacción de Ricardo, ¿cómo fue la reacción de tu familia?

VS: Intento no molestar demasiado hasta no tener la cosa resuelta para que me digan concretamente qué emociones les dá. Iván fue muy compañero, me aconsejó bastante como colega musical. Gaby también fue un gran apoyo. Al principio, yo no sabía si hacer un disco, un EP o lanzar unos temas nada más. Él me dijo “Vicky, andá por todo. Éstos son LOS TEMAS. Son vos. Dale para adelante, buscate músicos que te puedan acompañar y hacete un disco.” Mis hermanos son muy compañeros y siempre me alientan para lo mejor. Cuando estaba componiendo “Buenos Aires”, mi vieja pasaba y me decía “Esa canción es hermosa, tenés que grabarla”. Ellos son los primeros sensores artísticos. Porque si bien mi viejo es un genio de la música y es un artista renombrado, mi familia en general es muy sensible al arte. Tengo la suerte de tener críticos dentro de mi familia que me pueden ir guiando cuando algo va por ese lado. Cuando algo es arte y que deja un mensaje.

 

 

¿Cómo fue la grabación del video de “Me voy tranquila”?

VS: Estábamos en cuarentena absoluta. Fue grabado en Quilmes, en la casa de mis viejos. Estábamos conviviendo todos mis hermanos en la casa de Ricardo. Richard, Grace, Iván, Maru con su bebé Filipo y yo. Empecé con el proyecto del disco y dije “Bueno, ya que no sabemos cuándo va a salir publicado, arranco con el video para que cuando el disco esté listo, tenga un video realizado.” Empecé a hacer unas primeras tomas sola y al segundo día le dije a mi vieja “Mirá Grace, quiero que estés en el video. Pero en un papel puntual, quiero sacar tu lado más glamoroso. Que saques tu madame du Paris”. Se copó e hizo un montón de tomas. Otra de las cosas importantes era que quería que se notara que era un video familiar hecho en casa. Y con humor. Mi hermano me dijo “¿Por qué no le damos un costado cómico y aparezco haciendo personajes?”. Hay mucho prejuicio con que las cosas tienen que ser súper profesionales y bien hechas. Nos sacamos esos prejuicios y dijimos “lo hacemos con lo que tenemos en casa y que se vea eso.” De hecho, al final se ve un extra donde está el personaje de mi hermano sacando las cosas. Buscando ese sentido del humor que quizás está faltando en una época tan difícil como la que estamos viviendo. La pasamos genial y la respuesta de la gente fue espectacular. 

La banda que acompaña a Vicky en esta nueva etapa está compuesta por Topo Espindola en batería, Fede Balcaza en bajo y Sergio Ortega en guitarra. “Canciones que nadie va a escuchar” cuenta también con invitados como Adrian Yori, Crispy Aguirre, Andrés Suárez y Micaela Weckesser. Además, un participación de lujo: Ricardo Soulé en “Aire” y en “Superstar”.

¿Cómo fue la elección de los músicos a la hora de formar tu banda, siendo un proyecto solista?

VS: El disco fue hecho en período totalmente pandémico. Empezó en 2020 y terminó en 2021. Si bien nos condicionó, también nos impulsó nuestro costado creativo. Yo me encuentro en 2020 parada laboralmente, en Quilmes y con un grupo de canciones. Algunas previas y otras surgidas en la cuarentena (“Dejemos”, “Canción de Youtube”, “Buenos Aires”). Di primero con Fede Balcaza, el bajista, quien estuvo en una banda con mi hermano Gabriel hace muchos años. Buscaba no sólo músicos que sean buenos, sino también que sepan comprender el proyecto y acompañarme. Fede estaba armando una productora independiente junto al Topo Espíndola en La Plata llamada “Prodrums records” y me propuso hacer el disco en su productora. Y de repente me encontré con un grupo compuesto por el Topo Espíndola (baterista de Skay, uno de los mejores bateristas en Argentina), Fede Balcaza (un bajista que puede tocar lo que le pidas, pero que también tiene un sentido muy fino de estilo que sabe muy bien cómo tocar cada canción) y me traen a Sergio Ortega, el guitarrista, que me salió con unas guitarras acústicas maravillosas y unos solos sublimes, muy bien pensados, muy armónicos. No podía más que entregarme a que ellos trabajaran las canciones en el estudio con total libertad y fe en su profesionalismo. Yo creo que fue el destino: no podía contar con músicos más profesionales para lo que yo estaba haciendo justo ese momento.Me siento muy afortunada de haber contado con ellos.

Tras haber recorrido el mundo, el 2020 te encontró parada por la pandemia. ¿Qué experiencias te llevaste para el disco y también cómo impactó la cuarentena en el aspecto compositivo?

VS: En un momento de la vida me surgió la posibilidad de viajar por el mundo trabajando como cantante. No haciendo mi música, pero cantando. Me dolía el alma estar lejos de Buenos Aires, por no estar haciendo mi música y estar lejos de mi familia y amigos. Pero todo ese proceso me ayudó a definir fuertemente quién soy yo, porque no se me fue el acento argentino ni un solo día, ni dejé de tomar mate ni de ser fan del rock argentino. Me fortaleció mucho y me dio más convicción de quién soy yo. Y cuando este proceso se termina abruptamente por la pandemia y se terminan los viajes y los trabajos, me encuentro en un vuelo de repatriación. Y cuando llego a Buenos Aires después de tanto tiempo, teniendo esa imagen idílica de esa ciudad tan viva y llena de gente, me encuentro una Buenos Aires sola, vacía, sin gente. Con lluvia y frío. Me dio una melancolía eterna. De ahí ahí surge la canción “Buenos Aires”. Y en el período de aislamiento obligatorio en el hotel dije “Bueno, este va a ser un período de creatividad”. Era el momento de que esas canciones que estaban surgiendo tuvieran su espacio. “Buenos Aires” fue la llave que abrió las puertas a este disco.

 

 

Se percibe un crecimiento notable…

VS: Tengo 30 años, ya no soy una piba. Algunos dirán “sos un poco vieja para pegarla” o “hay que pegarla a los 18 para tener carrera”. ¡A los 18 no tenía idea de nada! Recién ahora empiezo a saber quién soy y qué es lo que quiero decir. No me arrepiento de todo el camino que hice hasta llegar acá. Me gusta dar ese mensaje, como en “Superstar”: ser libre de ser quién soy. Y también habla de amor: no creo en el amor para siempre, pero que siempre haya amor. Es una forma de decir “hay que querernos entre nosotros aunque seamos distintos y estemos todos dentro de un mismo espacio”. Me puedo plantar segura y estar segura de mí misma. Y dar un mensaje de que está bien no ser un standard ni de artista pop ni rock e ir para adelante, aunque seas diferente.

¿Qué es lo próximo que se viene?

VS: Yo espero que lo próximo sea que este disco llegue a mucha gente. Es lo que más deseo de todo corazón. Y de ahí poder armar una presentación en vivo con esta banda tan buena que me acompaña. Lo próximo sería eso: lograr una presentación bien hecha con todas las letras y ojalá una gira por Argentina. Tengo muchas ganas de moverme con este disco.

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