Prisma habló con Daniel Cingolani sobre el arduo proceso que dio origen a este álbum ecléctico y con un interesante análisis social.

  • Reportaje y texto: Julián Retamozo

Tras 8 años repletos de experiencias y con una nueva formación la banda de Ciudadela presenta en sociedad su tan esperado primer disco. En “El Ritmo de mi Rutina”, Ciudad de la Fe muestra un amplio abanico sonoro que va desde el ska hasta canciones con un sonido punk bien rabioso. En todas ellas, el grupo del Oeste deja en claro su identidad y valores que los guiaron como estandarte: el barrio, la amistad y la rutina así como también una crítica al consumismo basado en la influencia de la TV. 

Prisma dialogó con Daniel Cingolani, guitarrista y cantante de la banda, sobre todo el proceso que llevó a la banda a grabar su primer álbum y los valores que conservan como banderas inclaudicables.

¿Cómo fue el llegar a grabar este primer disco? Porque hay toda una serie de instancias previas a que una banda grabe en un estudio….

DC: En octubre cumpliríamos 8 años desde el primer show de Ciudad de la Fe. Pasamos por muchísimas cosas: alegrías y tristezas, peleas y juntadas. Decirnos las cosas y aprender. Pasaron integrantes, se fueron, volvieron… pasamos un montón de cosas. Por suerte, el núcleo duro de lo que arrancó Ciudad de la Fe se terminó preservando, más allá de las internas que por ahí pasan todas las bandas o los equipos donde se congrega mucha gente trabajando. Aprendimos muchísimo y fue super satisfactorio el día que entramos a grabar la primer sesión y el día que lo terminamos. El día que dijimos “Bueno, ya está. Terminamos el primer disco.” Esos 2 días fueron increíbles, porque en el medio de todo ese año de grabación nos cansamos muchísimas veces, tuvimos muchas ganas de decir “acá no” y darle una vuelta más. Después otro día dijimos “No, ya está”. Esos 2 momentos que te digo: el primer día (con todo ese nerviosismo que llevamos al estudio) y el último de mezcla fueron momentos súper gratificantes. Cuando escuchamos el disco entero ya terminado y con la tapa, dijimos “valió la pena”.

Grabado en el Estudio Águila Magnética de Morón, mezclado y masterizado en Ixtlán Records en Ramos Mejía, la propuesta muestra un producto que incluye no sólo las canciones sino también, recortes de audios que remiten a una parte de nuestra cultura argentina. 

¿Cómo fue la elaboración del disco? ¿Por qué decidieron incluir determinados audios históricos?

DC: Se fue gestando teniendo en cuenta los 8 años de banda que llevamos. Había muchas cosas para incluir. Básicamente estos audios nos representan un poco a nosotros y también yendo un poco al nombre del disco (“El Ritmo de mi Rutina”) que habla de la rutina que vivimos todos día a día y hace mucho énfasis en la televisión. Muchos de los audios que podemos escuchar los sacamos de la televisión. La tele es como una especie de docente y tratamos de reflejar un poco lo maligna que es con todos estos personajes que aparecen en los audios. Con mucho contenido social quizás, de protesta, algún que otro tema de amor (porque en la rutina también vivimos amores y desamores), pero básicamente es la lucha que un trabajador enfrenta día a día.

En las letras se nota también una crítica al consumismo desde el ámbito barrial. 

DC: Cuando arrancamos a grabar el disco estábamos pensando en hacerlo con un productor y cuando llevamos nuestro material, dicho productor nos criticó un poco eso. Y nosotros no queríamos negociar eso tampoco a la hora de componer, porque exterioriza un montón lo que pensamos. Es nuestra identidad y no estábamos dispuestos a cambiar eso por pegarla. Entonces, dijimos que lo íbamos a hacer nosotros. Invertimos ese dinero en Brian y en un buen estudio, pero preservando nuestras letras y nuestra música de ska y punk que nos representa demasiado.

 

 

La escucha del disco me remite mucho al barrio, al trabajador, y con un buen trabajo en lo sonoro. Hay diversos géneros que van dialogando (hay temas mas punks, otros mas ska). Es toda una conjunción de elementos.

DC: Fue la primera vez para todos en meternos en un estudio a grabar como Ciudad de la Fe (quizás alguna ya había participado en otro proyecto). Y bueno, a prueba y error el disco demoró casi un año. Coincidio en lo que decís en que aparecen esas letras, esa lírica. Algo más barrial. Cuando componemos, no nos ponemos a pensar un poco en componer para mostrarlo en sí, sino que componemos para expresarnos. Pero, a la hora de la construcción sonora que nombras, nos encontramos con Brian Biscione que es un operador de años del Oeste, que trabajó muchos años en el Auditorio Oeste. Con él aprendímos muchísimo y nos fue llevando también para tratar de lograr este sonido. Cuando él propuso la manera de grabar me sorprendió, porque yo siempre había grabado por separado (batería por un lado, guitarra por otro, etc). Brian nos propuso grabar por bloques y terminó siendo un producto final buenísimo porque termina siendo un sonido más vivo. Queda menos lugar en la edición y sí da más lugar al trabajo en equipo entre bloques por instrumento. 

Está bueno eso de no encasillarse en un género. Lo barrial quizás quedó emparentado a una forma de hacer música y acá dialogan distintos géneros, distintas formas de narrar las historias…

DC: Sí, es cierto. A mí me gusta mucho el rock barrial. No soy de ese estilo, siempre fui de la escuela del ska, del punk, del reggae y el hip hop. Siempre fui muy de ese palo y me considero un amante de mi barrio, por su puesto. Ponderando esa bandera por excelencia al extremo. Está bueno porque termina congregando un montón de estilos nuevos quizás a esa estructura de rock barrial que ya conocemos. 

El disco incluye también una lista extensa de invitados que colaboraron para la ópera prima de Ciudad de la Fe. Todos ellos colaboraron para lograr este disco ecléctico: Ignacio ¨Nacho¨ Moreno, Alejandro «Cuba» Caparelli, The South Brass, Emiliano Machin, Andrés ¨El Niño¨ Ollari y Brian Biscione.

Además con el aporte de cada uno de los invitados que puso su granito de arena para la identidad final del disco…

DC: Tenemos la suerte de poder habernos hecho amigos en todos estos años de muchísimos monstruos primero y principal humanos. Con el tiempo aprendimos en Ciudad de la Fe que es fundamental primero que todo crear un grupo humano bueno donde podamos trabajar juntos y entendernos, y segundo musical. Este disco congregó muchísimo de las experiencias que tuvimos. Cuando nos volvimos a juntar, habíamos dicho que no importa lo que demore Ciudad de la Fe en poder estabilizarse y estructurarse musicalmente. Si tenemos un buen grupo humano, la música iba a llegar en algún momento. Y los invitados que tuvimos, además de ser músicos extraordinarios, son un grupo humano buenísimo de amigos que hicimos en este camino.

 

 

Ciudad de la Fe está compuesta por: Nahuel García (Voz), Daniel Cingolani (Voz y Guitarra), Maximiliano Farias Esteo (Bajo), Leonel Trincado (Batería), Santiago Mujica (Teclados), Rodrigo Córdoba (Percusión) y Juan Pablo Macias (Samplers, Bandeja y Scratchs)

¿Cómo te imaginas lo que va a ser, cuando todo se reanude, la presentación en vivo del disco?

DC: ¡A todo trapo! Vengo maquinando ese show desde 2018. Nuestro último show fue en diciembre de 2018 en Santana. Ahí paramos y en marzo de 2019 nos pusimos a grabar. Estuvimos todo ese año en la sala de ensayo haciendo pre-producción y en el estudio grabando. Y todos los días se pensaba el show. Firmamos con una productora para movilizar el disco digitalmente y habíamos pautado una gira por Argentina y una fecha de presentación acá en el Oeste. Ya teníamos todo masomenos planeado: los invitados, las bandas que iban a tocar con nosotros, hasta la lista de temas y los covers que íbamos a hacer. Desde que arrancó Ciudad de la Fe, el que vino a ver shows de la banda, sabe que no sólo es música lo que mostramos, sino que es un mensaje general de toda la identidad que marcamos. Pueden aparecer artistas de teatro, organizaciones barriales donde expresan problemáticas y militancias que tienen en el día a día. Por supuesto imágenes también. Una vez tocamos acá en Ciudadela y nos ayudó un circo de amigos. Cuando vos entrabas por la puerta, pasabas por debajo de una chica con zancos haciendo malabares. Es como que hay algo extra a lo musical. Y con todo lo que implica la presentación de un disco después de tantos años de poder plasmar algo… iba a ser grande. Es la idea que teníamos en mente y en algún momento se va a plasmar. 

Ya con el disco en mano, ¿qué sería lo próximo para Ciudad de la Fe?

DC: Y por ahora, con esto de la pandemia, calculamos que mostrar un poco el trabajo musical en ciertas plataformas. Porque al no poder tocar, al estar muy complicados a la hora de hacer música en cuarentena… Es muy difícil porque de los 9 integrantes que requiere Ciudad de la Fe para sonar, no todos tienen placas de sonido o micrófonos en sus casas. Eso limita un poco el mostrarnos tocando en vivo. Pero lo que vamos a hacer seguramente es tratar de buscarle la vuelta a sacar videoclips para ir llevando el disco desde otra manera que no sea sólo la musical a la casa de cada uno hasta poder salir otra vez.

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