Harlem Shuffle lanzó “De bares y estudio”, su segundo disco. Un trabajo con diferentes matices rítmicos que los encuentra más afianzados como banda.

  • Reportaje y texto: Julián Retamozo

Con 2 años y medio de trayectoria y más de 200 shows en su haber, Harlem Shuffle entró a los estudios de grabación con una formación consolidada tanto humana como musicalmente. Fruto de ese trabajo, y siguiendo con la premisa de “un disco por año”, la banda acaba de lanzar “De bares y estudio”. Su segundo disco, sucesor de “Cuidando el Mojo”, es el corolario de una búsqueda rítmica donde el country, el jazz y el blues (entre otros) no desentonan con la escuela del rock and roll.

Para ello, la banda compuesta por Federico Varela (guitarra y voz), Ezequiel Guebel (guitarra), Maximiliano Kucharski (bajo) y Maximiliano Varela (batería) contó una vez más con Nelson Pombal (esta vez a cargo de la mezcla y masterización) y con Lucas Peñalva y Sebastián Cavalletti en la etapa de grabación.

Para saber un poco más sobre la génesis de este segundo álbum, Prisma entrevistó a Federico Varela y a Ezequiel Guebel. Una charla enriquecedora de música, anécdotas y mucho más.

¿De dónde surge el nombre “De bares y estudio”?

Federico Varela: “De bares y estudio” sintetiza el momento de la banda: llegamos al estudio tocando en bares, haciendo un montón de recitales. Más de 200 shows en 2 años y medio de banda. Una cantidad impresionante afortunadamente. Eso habla del trabajo, de la dedicación que le ponemos. Yo creo que “De bares y estudio” es la síntesis perfecta porque llegamos al estudio gracias a los bares. Es el ADN de la banda.

Ezequiel Guebel: Nosotros nos consideramos una banda autogestionada. Poder grabar un disco sin poner plata de tu bolsillo sale de tocar. La grabación se pagó tocando. Eso es re difícil de lograr.

¿Cómo fue el proceso de creación?

FV: Como el anterior: viene Eze con una idea, o vengo yo con una idea, o con un tema más resuelto que otro. Nos juntamos en el home studio de cada uno, de manera muy precaria pero muy inspiradora, a definir los temas. A no enroscarnos. Esa es una virtud que tenemos: no nos enroscamos con ideas que no entran. Al momento de componer se nota, somos muy expeditivos. Resolvemos fácil: si nos gusta y tiene ritmo, listo, ya tenemos el tema. Por más que no tengan final (de hecho, en el disco hay temas que no tienen final), que son medio Rolling Stones. Viste que los stones terminan… cuando terminan (risas). Ése es el espíritu que tenemos nosotros. De hecho, en vivo lo hacemos.

 

 

Me costó hacer una crítica del disco en función de algo que ya haya escuchado antes porque ustedes fueron adquiriendo un estilo propio. Es difícil encasillarlos…

EG: Harlem llegó a tener una estética propia, porque entre el primer y el segundo disco hay un hilo conductor, hay continuaciones entre tema y tema. Hay colores que se mantienen y que, por lo menos en el panorama de Argentina, no se ven. Es algo original. No lo digo porque seamos nosotros, pero no vi a ninguna banda de rock and roll que toque un country, un jazz, un tema menor, un tema mayor…

FV: En realidad, sin entrar en el terreno de comparaciones, lo que busca Harlem es siempre la autenticidad. Tratar de ser auténticos, de ser nosotros y transmitirlo a los que nos vienen a ver. Porque en definitiva, se trata de una banda de rock and roll cuya idea es girar, tocar la mayor cantidad de veces posible en cualquier lugar y generar cosas. Es estar en movimiento.

Entre un disco y el otro, ¿notan similitudes y diferencias en cuanto al proceso de elaboración?

EG: Este segundo disco tuvo un trabajo de pre-producción más profundo. Estuvimos más profesionales, por decirlo de alguna manera. “Cuidando el Mojo” fue muy zapado, llegamos al estudio zapando. Éste no. Nos juntamos un montón de veces con Fede, armamos bien las maquetas. Siempre hay una cuota de espontaneidad, pero las estructuras de los temas ya estaban predefinidas.

 

 

Hay algunos temas que con sólo escucharlos 30 segundos uno dice “Es un hit”, como “Mal sueño”. Lo que noto es un disco con sonido stone y alma nocturna que, por sobre todo, te hace bailar.

FV: Ésa es la búsqueda rítmica que nosotros te decimos. Que te pase por el cuerpo. Es rock and roll, tiene que moverse. Inclusive cuando hacemos el blues, se logra un nivel de sentimiento que es increíble.

EG: Se trata de sentir. No hay mucho más. Tocar rock and roll bien es como contar un chiste: tiene que tener gracia. Sino, nadie se ríe.

Y ya con tantos shows encima…

FV: De hecho no hacemos listas. Tenemos listas de temas, pero lo vamos manejando en el momento de acuerdo a lo que nos inspira la gente, nosotros…

Hay como una anarquía hermosa…

FV: Ésa es la esencia de Harlem, esa anarquía. Una cuestión desinteresada, pero a la vez muy responsable en la ejecución de los instrumentos y del orden de los temas para que no sea una cuestión desprolija porque sino se transforma en un cambalache.

EG: Hay anarquía pero mucho profesionalismo.

FV: Cada uno lleva muchos años tocando. Si bien somos una banda nueva, somos personas con 20 años de carrera en el under, con discos encima, con un montón de formaciones copadas.

 

 

Se nota también una evolución en el sonido.

FV: Grabamos con nuestros equipos. Lo que escuchás en el disco es lo que suena Harlem en vivo. Vino Tito Blues a tocar el piano, un maestro total. Una persona magnífica que dejó su arte en nuestras canciones. Después tenemos un banjo que grabó Lucas en “Muchas gracias” junto con las armónicas. Es todo con gente amiga, colegas importantes y creo que el producto es muy valedero en estos tiempos por ser una banda under que tiene 2 años.

Un slogan que utilizan es “El rock and roll nos une”, ¿cómo lo definen?

FV: Ésa es una genial frase de Guebel. Me parece que es un concepto alucinante en el sentido de que la verdadera unión, por lo menos en lo que hacemos nosotros, está en el rock and roll. Está buenísimo juntar a la gente y está buenísimo también que, de la misma manera en que los pibes se juntan a escuchar otros géneros musicales, también se junten a escuchar rock and roll.

EG: Además está bueno tratar de unirse con todas las bandas del under que la están luchando igual que nosotros. Porque todos sabemos lo difícil que es lucharla: por las condiciones de tocar, por sacar discos, invertir en un proyecto (que cuesta muchísimo). Mantener un proyecto vivo lleva mucho sacrificio. De alguna manera, tratamos de estar en sintonía con todas las bandas que están haciendo el under y la están aguantando. El rock and roll está en los bares, en los centros culturales. No está sonando hoy en la Mega o en los grandes festivales.

FV: Juntarnos con bandas que tocan rock and roll porque, en definitiva, somos los encargados de generar un legado. De la misma manera que a nosotros nos llegó, nosotros lo tenemos que hacer llegar a las generaciones venideras. Eso es un mensaje muy importante.

EG: En el mundo globalizado en el que vivimos las nuevas generaciones escuchan reggaetón o trap porque es lo que se les impone. No se les da otra cosa. Yo creo que si a esos pibes les das la oportunidad de escuchar rock and roll, lo harían. Pero si no lo conocen… Por eso los medios masivos de comunicación, cuando son un monopolio, tienen el poder de crear historia y de crear cultura por sobre todo, porque ellos deciden qué es cultura y qué no. Es gravísimo el asunto. Es perverso. Luchando desde el under, nuestra difusión es mínima en comparación con esos monstruos.

Si bien Harlem Shuffle es una banda joven, suenan muy aplomados producto de tantos shows encima. Yo no sé cuántas bandas tienen la cantidad de shows que tienen ustedes en tan poco tiempo.

EG: Los 200 shows de Harlem fueron un entrenamiento. Como dijo Fede hace un ratito, individualmente todos tenemos una trayectoria de muchos años y creo que afortunadamente logramos juntar un grupo humano donde se arma una química, una simbiosis entre todos. Agarramos a todos en el mejor momento. Vos agarrás a cualquiera de los 4 Harlem y sabe qué es lo que hay que hacer bien y qué hay que evitar.

FV: La música no es el arte de combinar sonidos, es el arte de combinar personas.

EG: Gran parte de lo bueno que le pasa a Harlem es porque encontró el grupo humano. Si eso no está consolidado, es imposible que algo salga bien. Si el grupo humano responde y cada uno tiene su propia experiencia, las cosas fluyen. Es una rueda que gira y no hay nadie que le pueda poner un palo y trabe el proyecto. Y no hay desgaste, porque muchas veces el fracaso del proyecto es producto de un desgaste por no encontrar el grupo humano idóneo. Nosotros tenemos la bendición de tener a la gente correcta.

¿Qué sensación individual les deja “De bares y estudio”?

EG: Yo creo que hubo una gran continuación y a la vez una gran maduración como banda. Me parece que este segundo disco es bastante superador al primero. No porque el primero sea malo, me encanta, pero me parece que este fue superador desde todo punto de vista: desde las letras, lo musical (es un disco muy rítmico). Los temas están mejor logrados y se nota que hay una pre-producción más marcada. También nos da la confianza y nos demuestra que podemos sacar un disco por año.

FV: La sensación es muy positiva porque siento que pudimos seguir con el proyecto. Eso es algo muy valioso de cada uno para uno y la confianza en el compañero. La banda en este disco tuvo una transformación que no es ni mejor ni peor. Suena como una banda. Y después, en relación a las letras, a las canciones propiamente dichas, me parece que están. Hay unos solos de guitarra increíbles, tenemos más coros, sumamos otros colores como el banjo, la armónica. Hay temas más oscuros, que en relación al primer disco no estaban. Me deja un saldo en lo emocional muy positivo y, como todos los chicos, estoy muy esperanzado en que va a gustarle a la gente. Y que la movida crezca, porque la única manera que tenemos de crecer es que la gente a la que le guste la banda la recomiende. Somos independientes y por eso estamos hablando con vos, porque vos también lo sos. En cierta manera, lo que me preguntabas antes sobre “El rock and roll nos une”, bueno, esta charla es un claro ejemplo.

Harlem Shuffle presentará «De bares y estudio» el próximo 11 de enero en Buena Pinta Club (Av. Mitre 461, Quilmes).

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