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La polémica desatada por el presupuesto 2017  puso en pie de guerra a toda la comunidad académica argentina. El mismo plantea una reducción histórica para el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MINCYT), ya que la fracción del gasto total asignado para esa cartera varió entre el 0,7 y el 0,8% del presupuesto entre 2009 y 2015, en 2016 ya fue reducida al 0,65%, y para 2017 el Gobierno tiene pensado llevarlo a un 0.59%, el número más bajo para esta cartera desde su creación. Esto representa casi unos 6 mil millones de pesos menos que en 2015, y unos 14 mil millones menos que en 2014.

Es por ello que científicos, becarios, investigadores e integrantes de la comunidad educativa marcharon al Congreso para rechazar el ajuste impulsado por el gobierno nacional. Los manifestantes entregaron un petitorio con 31 mil firmas en el que se rechaza el ajuste en el área y se reclama que, por el contrario, se sumen partidas por 3 mil millones de pesos para investigaciones. La protesta se repitió en Bariloche, La Plata, Córdoba, Mendoza y Tucumán, entre otros puntos del país. Participaron de la marcha las federaciones estudiantiles FUBA, FULP y FUC; centros de estudiantes de otras facultades, gremios docentes como CONADU y CONADU Histórica, científicos autoconvocados y representantes de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.

El secretario adjunto de Conadu Histórica, Antonio Rosselló, declaró: «Le contestamos al ministro Esteban Bullrich que nos convoca a una nueva campaña del desierto. Nosotros estamos contra el moderno genocidio a la educación laica, estatal y gratuita que pretende instaurar el gobierno».

Por su parte, el director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE), Alberto Kornblihtt, denunció que el gobierno de Mauricio Macri «cierra programas nacionales de tecnología y abre las importaciones» y alertó con la posibilidad de que muchos jóvenes «se vayan» del país ante el recorte del 32 por ciento en áreas del Ministerio de Ciencia y Técnica y alertó que «hay que tener en cuenta que el Gobierno eligió un rumbo al eliminar las retenciones a la producción agropecuaria y minera, con lo cual desfinancia al Estado, que debe ser el principal investigador y promotor de la investigación científica y tecnológica».

“Ante la discusión de presupuesto donde se está planteando un recorte tanto en ciencia y tecnología como en educación en general (lo que es realmente alarmante para el futuro de nuestro país) es importante manifestarnos en contra del ajuste que propone el gobierno de Mauricio Macri. La situación que estamos viviendo es cada vez más crítica. En términos de ciencia podemos ver lo que pasó con los satélites ARSAT (grandes logros de nuestros científicxs argentinos) y cómo esos programas como tantos otros se han ido desmantelando y desfinanciando. Incluso hace poco un funcionario planteaba que los científicxs se tenían que ir del país cuando veníamos de un proceso totalmente opuesto de repatriación de compañerxs de la ciencia que aportaban su labor para el bienestar de los argentinos.” Resaltó Antonella Rapetti, estudiante de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata e integrante del Movimiento Estudiantil Liberación.

Lino Barañao, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y único sobreviviente del gobierno de Cristina Kirchner, a su vez dio un peligroso aviso “Si los fondos no llegan, va a ser muy difícil que yo continúe. No voy a ser cómplice de la destrucción de algo tan valioso para el país y para mí en lo personal.»

Acusando recibo de los dichos del ministro, finalmente se aprobó una suba de $ 750 millones para Ciencia y Tecnología (5% más de lo presupuestado), con los que el Gobierno pretende retener a Barañao, y otros $ 150 millones para el área nuclear (CONEA-INVAP). El refuerzo queda, sin embargo, lejos de cubrir lo solicitado por la comunidad académica, que se mantiene en vilo y dispuesta a volver a las calles en defensa de la ciencia y la educación para todos los argentinos.