Un diálogo candombero sobre un género que trasciende fronteras

  • Producción periodística, reportaje y texto: Ivana Nitti
  • Fotografía: Ivana Nitti y gentileza Onda Verde al Costado de la Vía
  • Voz en Off y edición de Audio: Julián Retamozo

¿Qué hace que el Candombe, tres siglos después, persista vigente? Quizá no haya una respuesta unívoca, pero sí tal vez, un acercamiento: su carácter de expresión y manifestación cultural le imprime una vigencia de todos los tiempos. Desde sus raíces de origen africano con un fuerte acento en la cultura de Uruguay hasta hoy, este ritmo musical se imprime de una historia de esclavitud y resistencia. Y resiste al paso del tiempo, por la necesidad misma que tenemos los sujetos de expresarnos, comunicarnos, confrontarnos y manifestarnos. Y porqué no también, ante la necesidad misma de vibrar al ritmo de los tambores que transportan toda su energía y buena vibra, a lo largo de la piel.

Onda Verde al costado de la vía es, ante todo, “fuego”. Así se definen según sus integrantes siendo el fuego un elemento tradicional del Candombe: “hace cuatro años aproximadamente nosotros empezamos a armar una comunidad de Candombe aquí en Quilmes, empezamos a armar el grupo y se llamó Onda Verde como un espacio de encuentro para todos a los que les interesa el Candombe”.

Declarado por la UNESCO en 2009 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el Candombe “es un género que nace de la esclavitud negra en Uruguay. Viene de distintos lugares de África y se concentra en Montevideo. Es así como de esa mezcla de tribus africanas, nace el Candombe. Es protesta contra la esclavitud”. Entendido también como “un punto de encuentro que tenían las culturas afro descendientes que venían esclavizadas hacia América latina.”

Eran los originarios candomberos, quienes encontraban en su música y su danza, una válvula de escape frente a los pesares de la realidad que padecían “en nuestro caso, tenemos la suerte de ser todos laburantes y luego de una semana de trabajo venir acá (por la plaza en la que se reúnen todos los viernes) y encontrarse con gente amiga y compañera que comparten una misma pasión que es la música y que encima tiene una historia de resistencia y de lucha, es un espacio de descarga y de compartir y de conocer más gente que te lleva a otros lugares. Es un punto de encuentro y de compartir con otro”.

Con varias fechas y presentaciones consumadas y otras programadas a futuro, el grupo quilmeño de Candombe, se reúne todos los viernes a partir del atardecer, en la plaza que le ha dado su nombre a Onda Verde al costado de la vía: “cualquiera con ganas puede acercarse a este grupo que es abierto hacia toda la comunidad, no hay barreras de edades y no es necesario tener conocimientos previos”.

Detrás del sonido de cada tambor, Onda Verde intenta dejar un mensaje: “en una época en que la idea de política es un insulto o una mala palabra, venir todos los viernes del año, llueva, truene haga frio o calor, es una decisión política. Son decisiones políticas que uno decide tomar, estar acá es una decisión política porque relegas un montón de cosas, y me parece que es eso justamente la convicción de ocupar un espacio y sostenerlo a muerte”.

En medio del dialogo al calor de los tambores, hubo espacio para hablar acerca de la política cultural que emana desde el Estado a nivel municipal, en donde en un principio se prestó apoyo hacia los centros culturales pero que luego, ordenanza municipal mediante, se vetó: “vemos muy mal esa política por parte del municipio, es un retroceso porque hubo un trabajo muy interesante que hicieron las organizaciones culturales de Quilmes, no solo los centros culturales, sino también músicos y se trabajo mucho hasta llegar al punto de que lo firmaran los concejales y creemos es un retroceso total”.

Autogestión desde los comienzos, Onda Verde se encarga del desarrollo de toda su actividad de forma independiente: “eso tiene que ver con el Candombe, la libertad justamente, de manejarnos de manera libre y sin ningún tipo de ataduras y ser auténticos. Somos un grupo de gente que realmente siente lo que está haciendo. Entonces si nosotros nos atáramos a alguna situación no seriamos más auténticos ni libres. Aunque el camino sea el más largo es el que creemos que es el mejor, que es a pulmón y de corazón. Eso es el Candombe. La libertad”.

La invitación es clara, Onda Verde transmite una energía que contagia y que logra despertar todos tus sentidos, al compas del tambor y al ritmo de la danza, este grupo pretende llevar su mensaje desde un barrio, una calle o una plaza: “nos damos cuenta que estamos haciendo las cosas bien, que el mensaje es claro y que estamos moviendo el avispero sobre algo que a veces queda dormido. Que salgan a la calle que afuera hay un mundo. Un mundo por descubrir, ese es el gran mensaje”.

Historia de una sensibilidad de época marcada por la resistencia y la lucha ante un otro que oprime y esclaviza, “esta es la música de nuestros ancestros y no hay que olvidarse de nuestras raíces” sostienen desde el grupo con firmeza.

Cultura, historia, resistencia, traducido y expresado en el ritmo del Candombe.

Unión, amistad, compañerismo, hermandad, traducido en una gran familia: así es, Onda Verde al costado de la vía.