La obra relata el camino histórico que hizo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Prisma Contenidos dialogó con Fernando Casas, creador de la obra, sobre este particular tributo teatral que se presentará el próximo martes 28 en La Trastienda.

  • Reportaje y texto: Julián Retamozo

Con más de 30 artistas en escena y de diversas disciplinas, “Una Obra Redonda” rinde homenaje desde el teatro a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. A lo largo de 2 horas, la obra relata los 25 años de carrera de la banda y de cómo la misma se vio interpelada por las vicisitudes que atravesaron a la Argentina en el período que va desde 1976 hasta 2001.

Prisma dialogó con Fernando Casas, el creador de este singular homenaje que se estará presentando el próximo 28 de diciembre en La Trastienda. 

Vayamos desde el principio, ¿cómo surge Una Obra Redonda?

FC: Empiezo por el final y termino por el principio. La verdad es que superó todas nuestras expectativas. Esto surgió en pandemia y casi a modo de comentario de “esto que hacen los tributos es invitar a un viaje” (sea tributo ricotero, de Queen o lo que fuere). Por ahí alguna banda está tuneada como la banda que está tributando. Justamente lo que hacen los tributos ricoteros es invitar a sentir el espíritu de Patricio Rey y vivirlo, y después había una banda haciendo un tema de los Redondos. De repente, no sé en qué momento de la pandemia, se me ocurrió hacer una obra de teatro sobre los Redondos.

Aparte, no solamente es una banda icónica de la música argentina, sino que además han elaborado un género propio dentro del rock nacional…

FC: Un amigo me decía “Quizás inauguraste el género “Tributo a una banda desde el teatro”. Ya no un documental o una película. La historia es recrear el viaje de los Redondos de 25 años, que van nada más y nada menos que desde 1976 al 2001. Como dice la promo: “Entre el ‘76 y el 2001 a este país le sangraron muchas cosas… entre ellas los Redondos”. Además es una banda que ha sufrido hechos que también marcaron al país, por caso la muerte de Walter Bulacio. El recital suspendido en Olavarría da por suspendido el espionaje de la Policía de Buenos Aires. ¿Por qué al otro año se disuelve la División de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires? En la histórica conferencia que dio el Incio Solari en el Hotel Savoy de Olavarría, él habla de una carpeta. Yo como periodista había presentado esa carpeta cuando la Comisión Provincial por la Memoria entregó los archivos. Entonces, eso, texto radiales por el aniversario de Oktubre, textos para el diario sobre Walter, textos en Catarsis sobre algunas canciones… Y eso de repente fui hilvanándolo y, manoteando ese texto que le gustaba a Tom Lupo. Yo lo considero uno de mis maestros radiales porque aprendí a hacer radio cuando lo escuchaba. Después me tocó entrevistar a Semilla, a Dawi, ver los recitales del Indio, cubrirlos y luego estar en el piso de Duro de Domar para contarlo. Todo eso me permitió dimensionarlo. Siempre me pareció que el público ricotero, la obra y las letras estaban subestimadas. La riqueza de las letras, sus actitudes, el cómo y el cuándo. Recordá el momento en el que los Redondos decidieron no ir a la marcha por Walter Bulacio. Incluso bandas muy respetables les dieron la espalda. Ellos dijeron una frase que en su momento no se entendió tanto: “No vamos a televisar nuestro dolor”. Y los periodistas bien sabemos que cuando te mandan con una cámara a cubrir un caso policial, lo único que busca esa cámara es el llanto de algún familiar, porque a través de una cámara no se va a pedir justicia. Todos esos hechos, el tiempo los acomodó en su lugar y es lo que traté de hacer con la obra. Contextualizar. Los Redondos presentan ¡Gulp! en Cemento cuando ya no hay un gobierno dictatorial. Habían grabado como músicos independientes. El segundo disco se lo quiso producir nada menos que Charly García y ellos dicen “No, ese disco lo va a pagar el culito de Patricio Rey”. Los acercamientos de las grandes compañías y el rechazo, la organización de los recitales (aún a costa de que pueda haber hechos de violencia afuera y adentro). Todo eso está recreado en la obra con las distintas artes escénicas y rutinas más mi stand up. Son muchos los artistas: la tierra y la danza, los que hacen tela, los que hacen acrobacia… Todo está inspirado en el arte de los Redondos. Me pareció que había mucho para dar desde ahí y con Leonardo Melis y Gerardo Achával, que somos las 3 patas de este asunto. Y termina siendo algo fiel, “buena leche” como dijo Claudio Kleiman. Ése es mi mejor tesoro.

 

 

¿Qué es lo que fuiste buscando en cada intérprete de la obra?

FC: Acá no hubo casting, se fue decantando. Primero se sumó Flavia Carlucci y su grupo de teatro para hacer una escena de “Lobo suelto, cordero atado” (que ella ya tenía planeada y que tenía que presentar para una tesis). Un Manifiesto Cordero con una coreografía teatral que derrocha energía. Era lo que yo necesitaba. De repente, cuando recreamos que hay violencia adentro porque entran policías de civil (como sucedió en el recital de los Redondos en Atenas en el 89/90), o que esos mismos actores puedan hacer danza teatro, trapecio, patinar… Casi que se fue dando naturalmente.

Son más de 30 artistas en escena y ya han tenido una primer presentación, ¿cómo fue ese día?

FC: El estreno en La Trastienda, que se fue postergando y que después quedó para el 4 y 5 de septiembre, la verdad que lo disfrutamos mucho porque teníamos sed de revancha. El primer día fueron 2 presentaciones con la avant premiere. Y después el domingo, luego fuimos a San Justo, al Teatro de Morón, a Monte Grande, a La Plata el día del cumpleaños de Diego el 30 de octubre. Digo porque justamente Oktubre sale a la venta 2 o 3 meses después de que Argentina sale campeón del mundo. Todo eso se contextualiza en la obra. Cada una de las funciones que dimos nos dejó algo. Todo es una especie de aprendizaje. Imagino que es como una banda de rock o cualquier grupo de teatro que dice “Uy, esta escena no salió bien pero el público se prendió al día siguiente”. Por ejemplo, en el Teatro Greyson uno de los integrantes del público le quiso pegar a uno de los actores que hacía de policía. Pasan cosas interesantes en el vivo.

¿Tuviste la posibilidad de mostrarle la obra a algún integrante de la banda?

FC: No, no la vio nadie. Con Semilla y con Sergio tengo una relación periodística, entonces simplemente les avisé cuando hubo cierta repercusión periodística y en las redes sobre la obra con una escultura sobre la plaza de Ramos Mejía. Plaza que empezó con una escultura del Indio y hoy es todo un espacio con iconografía redonda. El Indio nos regaló un lindo piropo en los posteos. Y con Skay pasó algo muy lindo. Yo estaba medio desvelado porque yo quería que la Negra Poli vea una escena donde hay una actriz que la representa. Y cómo la representa: hablando con bolicheros en la década del ‘80. Leo Melis llegó hasta la casa y les tocó la puerta. Skay y Poli se rieron y le regalaron un almanaque y como que le dijeron “Hagan. No vamos a ver nada, está bien. Haga la obra.” Desde ese lugar, tuvimos toda la tranquilidad.

 

 

Aparte, a los redondos los interpeló todo ese espacio temporal de la historia que va desde los años de la dictadura, pasando por la primavera alfonsinista, la década menemista e incluso hasta bien entrado el gobierno de De la Rúa. Hay que contextualizar todo eso…

FC: Claro. Ahí sumo datos en off de lo que pasaba en el país. Demostramos muy bien por qué los redondos tenían muy claro lo que pasaba en dictadura porque ellos están atravesados por desapariciones, secuestros y militancia en esa época.  Y el final, en el 2001, cuando la murga de los renegados (que es el pueblo argentino) no da para más. 

¿Qué expectativas tenés de cara a la presentación en La Trastienda?

FC: Con cada fecha nos pasa que tenemos cosquillas en la panza porque uno no sabe quién va a ir. Siempre está el nervio. Uno nunca sabe quién va a ir o cómo lo va a tomar el público. Por ahí dejás todo en una escena pensando en que la va a romper como la anterior y no sucede. En Tecnópolis nos pudo ver un público que no iba a eso y estaba de paseo por el lugar. O gente que se sorprendió gratamente. Y con La Trastienda lo que tenemos es muchas expectativas de superar la convocatoria de las primeras funciones porque había ciertas restricciones por la pandemia. Además, van a haber un par de invitados de prensa, colegas. Todas las funciones son distintas. Esta es la última del año el 28 de diciembre en La Trastienda otra vez. Aparte hay una gira que ya está confirmada en la costa para el 24 y 25 de enero en Mar del Plata y Pinamar. Estamos con todas las expectativas para romperla y pasearnos por el país durante el 2022 con la obra. 

¿Cómo fue la reacción del público en Tecnópolis, que quizás no es de nicho o pertenece al ambiente del rock?

FC: Por lo que nos pusieron en las redes, tenemos desde una madre que comentó “No soy tan ricotera, pero los vi con mi hija y fue hermoso que la nena de 7 años prestara atención a las letras, escuche las canciones y vea teatro”. Mis viejos estaban en Buenos Aires, fueron y les encantó. Tengo amigos que fueron con amigos que son más de Soda Stereo que de los Redondos y terminaron encantados. En Monte Grande se nos acercó una piba que nos dijo “Yo no soy tan ricotera y ahora los voy a estudiar porque me picó el bichito de saber un poco más sobre esta banda porque ustedes dicen que las cosas que les pasaron a los Redondos son las cosas que le pasaron al país.” O las letras que siempre se están redescubriendo, más cuando tenés otra versión de la obra. Yo siempre volvía de una tanda diciendo “Mi vieja crió un lunático de corazón idiota, eso dicen mil rocanroles”. Para mí era algo muy natural, pero yo tengo amigos que me decían “nunca la pensé así a esa frase”. O gente que nos dice “No puedo escuchar más “Banderas…” sin pensar en la coreo que hicieron en la obra” ¡Wow! Tremendo piropo.

 

 

¿Con qué se puede encontrar aquél que vaya el 28 a La Trastienda?

FC: Yo creo que son 2 horas donde hay quienes dicen “me sentí otra vez en un recital”, otros que nos dicen que les pasó toda su adolescencia hasta hoy. Es una invitación a volver a conmoverse y a ratificar que lo que le pasa a uno con los Redondos, le pasa a un montón. Y eso hace bien. 

Una Obra Redonda se presentará el próximo martes 28 de diciembre a las 20 hs en La Trastienda (Balcarce 460, San Telmo). Entradas a la venta a través de TuEntrada.com

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