Los cordobeses tocaron por segunda vez en el mítico estadio porteño y junto a sus invitados y su música que mezcla el cuarteto, rock, ska y sus raíces circenses, trajeron la fiesta a Buenos Aires.

  • Texto: Julián Retamozo

Los Caligaris tocaron por segunda vez en su historia en el mítico Luna Park. En esta ocasión, Corrientes y Bouchard fue testigo de «Premios Caligaris, el barrio de gala», su nuevo espectáculo. En este reencuentro con el público porteño, la banda repasó sus éxitos con una entrega de premios como hilo conductor.

La previa en la fría noche de Buenos Aires incluyó una alfombra roja, mimos, payasos y flashes destinados a reconocer al público que los acompaña desde hace ya más de 26 años de andanzas por todo el mundo. Padres, hijos, nietos, familias enteras se fueron dando cita en un show especial para los cordobeses.

La fiesta comenzó pasadas las 21 horas con “No estás” para comenzar a desandar la larga lista de hits. En “Razón”, (nominada en la categoría “Mejor introducción de vientos” en la histriónica ceremonia) Juan Taleb se tomó un momento para hablarle directamente a quienes se hicieron presentes y sigue a la banda: “Seguramente esta música y esta banda ocupa un lugar importante en el corazón de muchos y ése es el premio más hermoso que podemos recibir. El premio nuestro es ese cariño incondicional por parte de ustedes que nos enorgullece de verdad.”

La ceremonia continuaba y llegó el momento de premiar al “Mejor Feat”. Categoría que bien podría llamarse “Mejor amague”, ya que Coti Sorokin se llevó el galardón por su participación junto a la banda en “Hablar de Flores”. Coti apareció en pantalla agradeciendo el premio dando a entender que no se encontraba en el recinto, para luego aparecer sorpresivamente en el escenario y cantar la canción (último sencillo de la banda) por primera vez en vivo.

La lista de invitados fue diversa e incluyó a personalidades como Manuel Wirtz (“La Montaña), Antonio Ríos (“Asado y Fernet”) y Pedro Alfonso (“Quereme así”). La banda no perdió oportunidad para que los invitados interpreten “Rescata mi corazón” en el caso de Wirtz y “Nunca me faltes” en el caso del Maestro Antonio Ríos.

El Luna Park se fue llenando de cuarteto, ska y circo, dando lugar a un extraño fenómeno expuesto alguna vez por Alejo Auslender: una suerte de Santísima Trinidad donde músicos, público y canciones dan lugar a una energía única y contagiosa. Eso se pudo ver en “Cumbia” y en el histrionismo contagioso de Raúl Sencillez (el seudónimo adoptado por el baterista Diego Pampiglione).

Hubo homenajes de la mano de “Calaveras y diablitos” e incluso un segmento de cuerdas le dio brillo a la noche. La fiesta de Los Caligaris continuó incluso en los bises, con una hermosa versión de “No me olvides” de Gilda, culminando la velada con el ya clásico “Que corran”.

De esta manera, culminó una noche donde el cuarteto, el ska, el rock y la alegría fueron protagonistas. Los Caligaris y su público celebraron un hermoso reencuentro en lo que también significó el último show de la banda previo a su gira por México.

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