La artista lanza su nuevo single junto a Yeii Aviila, un pop bailable que invita a cerrar etapas y dejar ir. Prisma dialogó con Lou sobre el single y sus búsquedas artísticas.
- Reportaje y texto: Julián Retamozo
La cantante oriunda del Oeste se encuentra presentando «Tus fotos» ft Yeii Aviila, un single que, mediante un espíritu pop bailable con retazos traperos, trae la necesidad de cerrar etapas y mirar el futuro con optimismo.
“Tus fotos” se suma entonces al historial de sencillos de Lou. Bajo la producción de Manu Pineda grabó «Géminis» a dúo con Piru Sáez (vocalista de FOXLEY), «Mi Flow», que ridiculiza cierta problemática vincular actual, en feat con la historietista Cami Camila. Luego salió «Que se te cuelgue el maps» producido por el rapero Emanero. En todos ellos navega discursivamente por diversos géneros con total libertad.
Prisma dialogó con Lou sobre su single y su interesante búsqueda musical que la lleva por distintos formatos, géneros y escenarios.
¿Cómo surge “Tus fotos”?
L: “Tus fotos” es una canción que es vieja en realidad. Yo la hice hace 4-5 años. Nace de la necesidad de salir de un vínculo del que me estaba costando mucho salir. Es verdad que es para bailar, desde el origen tuvo una idea más movida, pero lo que tiene la letra es un contenido que personalmente considero importante, que es el poder aceptar cuando algo ya pasó. El poder dejar ir algo que quizás ya no es para nosotros/as en este momento. Cuesta, porque es difícil. La propuesta va un poco por ahí. “Tus fotos” tiene esa característica tan actual que es cuando no podemos parar de ver el Instagram de alguien y no parás de scrollear las fotos. Y decís “a ver si estas fotos renuevan las ganas o aquello que fue”. Pero NO! Es pasado.
Es muy jugado para un artista que no está acostumbrado a hacer un estilo determinado, desembarcar en ese estilo…
L: La verdad es que yo hace rato que tomo como bandera la idea de “hago el estilo que me da ganas de hacer”. Porque a mí me gusta la música, la música en general. A veces me puede gustar un pop, a veces un rock. A veces me gusta algo que es para bailar. Entonces digo ¿por qué no jugar un poco con eso que es la libertad que tengo para poder hacer canciones, componer o incluso para la post-producción? Una compone, hace la maqueta con una guitarra y después le das el estilo que vos quieras. Cuando me encontré con esta posibilidad que me surgió de manera mental fue como “Che, yo quiero que esto sea más para bailar. ¿Me animo o no me animo?” Y bueno, me animé.
Justo se da la colaboración con Yeii Aviila…
L: En realidad yo no lo conocía a él, no conocía su material musical tampoco y una chica que estudia canto conmigo me dijo “Che, me gustaría cantar la canción de este chico.” Entré al Instagram de él y le escribí porque me gustó lo que escuché. Él re se copó y jugar así con alguien de otro país es un golazo porque suma mucho al estilo. Ahora se usa mucho eso de que alguien trapee un poquito y haya algo muy pop por detrás. Quedé súper contenta con Yeii.
Esto de las colaboraciones no es nuevo en vos, te hemos escuchado junto a Piru Sáez, Emanero. ¿Cómo se la esa interacción con gente de otro lenguaje musical?
L: Es muy especial. Con Yeii me pasó incluso en una parte de la letra que él decía algo y yo le dije “Che, me parece que esto está mal conjugado”. Y él me respondía “No no, acá en Ecuador está bien dicho.” Y él me decía “¿Qué loco no? Porque los 2 hablamos español, pero los modismos son distintos.” Entonces, es eso, animarse. Si yo escucho algo raro que está en “argentino” (por decirlo así), acepto lo que él tiene para decirme desde Ecuador. Recibir eso y amalgamarlo porque también es respetable y más en este estilo que hace él donde la lírica está muy modificada. Se comen vocales, se comen consonantes. No es algo que yo haga, porque estoy acostumbrada a respetar mucho la lírica, el modular, que se entienda todo. Desde el pop es más así, pero recibiendo eso que también está bueno y sirve para crecer.
Y en cuanto a la temática, procesar el duelo de un vínculo, es algo que vos ya habías expresado en otras canciones. Lo abordas desde una forma no sé si alegre, pero sí muy positiva…
L: Yo siempre fui una persona bastante sensible y he tenido relaciones en las que también he sufrido bastante. Con el tiempo me di cuenta que también podía escribir sobre eso desde otro lado. Desde un cierto humor, podría decirse así, que también es sanador para mí. Desdramatizar una situación. Porque a veces cuando cortamos un vínculo o lo que sea, creemos que después no va a haber un después. Decís “No, yo no me vuelvo a enamorar nunca más” y 2 años después te enganchaste de nuevo como un genio. Hacemos como ese corte de que lo que va a venir después no va a existir. Y en realidad no es así. Simplemente tenemos que animarnos a pasar ese tiempo de proceso, que como todo proceso tiene su tiempo que es un bajón y su tiempo donde hasta te reís de vos mismo, porque decís “¿Cómo estoy llorando así? ¡Qué ridículo!”. Y pasarlo hacia otro lado ayuda. A mi me ayudó mucho y encontré una manera de escribir que me gusta, que es desde ese lado. Como encontrarle la carita un poquito humorística a las cosas, pero sin dejar de decir lo que siento.
Y todo eso se trasluce en el video de que, si bien es una canción bailable, tiene esa ironía humorística. ¿Cómo fue el proceso de armado y de filmación?
L: Lo grabé en el cuarto de mi departamento. Está hecho súper casero. Tenía unas luces led que encontré y que me habían regalado hace un montón de años y las prendí y se me puso todo azul. Y dije “Listo, acá falta el flúor.” Fui a un cotillón y ahí encontré la vinchita de “Te quiero pero soy un bardo” (que es de otro artista, pero iba re bien) y los elementos para tirarle o pegarle al muñeco. Es una construcción. A mi me divierte mucho pensar en los videoclips. Antes no los hacía sola, pero desde hace 3-4 videos me los organizo yo. Armo el guión, pienso con qué los voy a filmar. Si yo no tengo el recurso, como en este caso que llamé a Martín Tejeda que es un chico que vino a mi casa y me filmó. Después me lo dejó y lo edité yo.
Aparte quedó muy bueno con las imágenes de Yeii…
L: ¡Eso! Encima Yeii hasta último momento no me mandó las imágenes. Yo le escribía cada 3-5 días y el último día me mandó todo y fue genial. Me mandó con el fondo azul logrado para que yo pudiera editarlo y mezclarlo, me mandó las tomas preparaditas cosa de que me fuera sencillo ponerlas. Asique sí, contentísima con la colaboración que pudo hacer Yeii también.
Me quedo con eso que dijiste recién, pensar la canción no solamente desde la parte musical sino también desde la parte audiovisual. Que el video sea algo que complemente la historia.
L: Siempre que sacás una canción decís “Bueno, tendría que hacer un videoclip.”, pero hoy en día es súmamente importante que lo visual acompañe el audio porque ya no solamente la gente va a comprar un disco. La gente busca el video. Busca el video en Youtube o entra en Instagram y quiere un pedacito del video. Necesitan sí o sí una visual que acompañe eso que estás haciendo. Entonces ahora para mí es esencial. Yo si pienso sacar un sencillo, pienso en el video. Y que cada artista tenga también la posibilidad de generar su contenido porque sino se vuelve muy difícil. Tenés que estar pensando en contratar a alguien que piense en el video, en asistente de todo y a veces no se puede.
Aparte el consumo de música ha cambiado. Ahora se estila mucho el lanzamiento de singles. ¿Te sentís más cómoda en este formato o preferís el disco con su cajita y demás?
L: Son 2 amores distintos. El disco a mí me encanta. Yo disfruté mucho de hacer el último disco, “Abrecaminos” (que es como el último álbumcito bebé que tuve conmigo), pero hay una realidad y es que sacar sencillos sueltos también nos da más espacio para la difusión. Porque vos sacás una canción y podés hacer 2 o 3 meses de campaña de difusión de una canción. Entonces, se le da otro valor y hay espacio para poder distribuir bien. Y además se adapta a la realidad de que es más económico, porque realmente hacer un disco entero es todo una gran inversión. Pero bueno, esta forma que estamos usando ahora me acomodé y me gustó. Al principio me costó. Ya estaba preparando el disco, dije “bueno saco 2 o 3 canciones y saco el disco”. Pero todavía no. Quizás saque algunas canciones más y después si capaz las junte a todas en un álbum que será el cuarto que ande por ahí. Me parece que es una buena oportunidad para que los artistas que quizás no tenemos tanto recurso económico sí podamos seguir generando contenido.
En sus casi 35 años lanzó tres trabajos discográficos: BI, Parte del Todo y Abrecaminos. Este último álbum la llevó a pisar el escenario de La Trastienda y encarar una gira por México llevando sus canciones al país azteca.
Hablando de “Abrecaminos”, fue un disco que te llevó a México, a La Trastienda, ¿cómo fueron esas experiencias?
L: Fue re lindo. Arranco por La Trastienda. La presentación de “Abrecaminos” en La Trastienda me hizo muy feliz. Ahí fue autogestiva. A veces es autogestiva solita y es un laburo doble o triple, pero también aprendés que cuando llega el momento del escenario, tenés que dejar todos los “estreses” y los nervios. Fue hermoso, además pisar el escenario de La Trastienda con las canciones fue una alegría enorme. Un momento que va a quedar en mi corazón para siempre. Y lo de México también. Yo nunca había salido del país con mis canciones. Sí tocaba muchísimo porque tocaba todos los fines de semana. Ya tomarte el primer avioncito y decir “bueno, me llevo la valija con la ropita, mi guitarra y vemos”. Y estuvo muy bien. Creo que hay cosas muy ricas que pasan cuando uno se va a otro país, no importa que tan grande o cuántas veces hayas tocado, sino animarte a salir con eso que uno guarda tanto, que respalda y protege tanto y sacarlo y llevarselo a otra cultura. Otra gente que lo recibe por primera vez. En mi caso fue así, yo no tenía gente que me seguía en México. Fui con Manu Pineda, que en ese momento era mi manager, y él me ayudó a armar unos showcitos. Una vez estaba tocando y cuando terminé una chica me abrazó y me dijo que mis canciones eran “muy chingonas”. Eso se sintió fabuloso. Todo eso suma y dan ganas de seguir y de volver.
El día que todo esto pase y volvamos a los shows en vivo como era antes, ¿cómo pensás que va a ser ese show?
L: ¡Qué buena pregunta! (risas) Yo vengo transformando un poco el estilo, como veníamos charlando al principio. Si bien yo siempre hice pop-rock, ahora estoy muy metida con el pop bailable, buscando unos sonidos más digitales. Tengo ganas de acomodar unos sonidos con la compu. Me compré una guitarrita nueva que todavía no usé, que está buena y tira mucha facha. Tengo muchas ganas de usarla. Como acotar un poquito la escena y que pueda generar esto que yo quiero: que sea bailable y que de golpe sea súper íntimo. Me imagino un poco por ahí. Por lo menos para arrancar. A no ser que algo pase y que de repente tenga que tener músicos y que la cosa necesite crecer (fabuloso, no me resisto), tengo ganas de hacer algo un poquito más digital. Lograr eso.
Dominás la batería, el bajo y la guitarra, ¿cuánto ayuda eso a la hora de planificar un show?
L: En mi caso, cuando toco con otros músicos, por lo general ahí suelto y delego. No soy una persona que dice “Vos, el del bajo, mejorá esto”. Sí sí hay una idea que puede salir entre todos o hay algo que escucho y digo “che, esto está re bueno, ¿por qué no lo sostenés acá?” Eso sí, el trabajo en equipo. Demás está decir que si una escucha algo que no está sonando bien tipo “esa guitarra está desafinada”, ahí inevitablemente sucede. Por eso a mí me gusta tocar con gente en la que confío musicalmente.
¿Qué es lo próximo que viene para Lou?
L: Bueno, Lou está transitando otra canción. Yo esperaba hacer un show en junio, tal vez lo haga, tal vez no. La idea era que sea digital. Pero la verdad es que me empecé a concentrar mucho en una canción nueva que me tomó. Entonces, estoy ahí, terminando de componer eso que tengo ganas de que salga. Lo más probable es que salga una canción nueva, porque de hecho ya empecé a pensar el video. Asique eso quiere decir que tiene que ser.
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