Prisma dialogó con el artista sobre la concepción del disco, su evolución artística y la experiencia de haber compartido escenario con grandes figuras.
- Reportaje y texto: Julián Retamozo
Marcelo Mapelman presenta su tercer disco solista, sucesor de “Díscolo” (2015) y Filigrana (2013). Una obra donde baladas pop y canciones de amor conviven en un clima de armonía muy elaborado. Prisma dialogó con el artista sobre la concepción del disco y su crecimiento artístico.
¿Cómo fue el armar las primeras melodías de este disco?
MM: Antes de sacar mi primer disco ya tenía muchas canciones hechas en mi casa. Me empezaron a salir cosas y lo primero que hice fue un disco que se llama “Filigrana” en el 2013. A los 2 años saqué “Díscolo” y cuando terminé ese, empecé a preparar “TRES” que lo terminé hace unos 2 años. Respecto a la composición del disco,me siento a jugar. A buscar los acordes sobre todo. La música. Sin ritmo incluso al principio. Una combinación de acordes que cierren una idea. A mí siempre me gustó el pop y el rock. Lo que toqué y lo que me sale es eso, sumado a lo que he aprendido en el conservatorio a nivel teoría. Te da herramientas, pero casi siempre la inspiración viene de canciones que a uno le han gustado de toda la vida. Con el pop y el rock ya se ha hecho probablemente todo. Ya se hizo lo mejor y a uno sólo le queda tratar de componer para provocar algo parecido a lo que me provoca la música a mí.
¿Qué evolución notás en “TRES” en comparación a los discos anteriores?
MM: Bueno, la forma de cantar, porque también te vas encontrando con eso como cuando tocaba un instrumento y a medida que pasaban los discos te das cuenta que estás tocando mejor. Escucharse no es una cosa fácil. Ya en el segundo noté un cambio importante y en el tercero mucho más. Ya sabés dónde encontrar la voz que vas a usar.
La masterización de “TRES” estuvo a cargo del reconocido ingeniero Mario Breuer, con quien Mapelman trabajó en sus 2 primeros discos. Un lazo que se forjó de manera fortuita y se fue consolidando al tiempo de ser el mismo Breuer el encargado de la mezcla y masterización de sus 2 primeros discos (Filigrana y Díscolo)
Está bueno el trabajo que hizo Mario Breuer. Si bien no es el primer disco que trabajás con él, ¿cómo fue este trabajo en particular?
MM: Figuras como él antes eran inalcanzables. Ahora es mucho más facil contactarlos. Me comuniqué con él y resulta que su estudio estaba a una cuadra de donde yo trabajo. Ya en el primer disco me partió la cabeza. Hicimos una selección de canciones y él convirtió esos demos en mi disco. Lo llevó a otro nivel. Bueno, él grabó con Charly García, con los Redondos, a Sumo, a Andrés Calamaro…. Tiene 2 Grammys. Y resulta que me encontré con un tipo encantador y muy profesional. Ahí es cuando entendés por qué son lo que son. Son tipos que están de 9 de la mañana a 9 de la noche mezclando discos siempre con la mejor onda. Vos le decís “ahí, ese ruidito” y el tipo sabe qué le están diciendo. Es Primera A. Así hicimos el primero, el segundo, el tercero y ahora en cuarentena hice un disco más.
¿Cómo es el proceso de creatividad en cuarentena? Porque compusiste un disco entero.
MM: Como a “TRES” lo terminé en el 2018, en el 2019 agarré un par de canciones que tenía a medio hacer y empecé a trabajarlas. No toco bien la guitarra, entonces, estoy con un guitarrista. Durante todo el año pasado hice un disco con este amigo mío. Y, cuando empezó la cuarentena, le pasé este material a Sebastián Schachtel de Las Pelotas. No seguimos en contacto y ese disco quedó en stand-by. Entonces, cuando empezó esta cuarentena dije “tengo otra tanda más de canciones”, recuperé otra tanda más de canciones perdidas y me contacté con Mario. Ahí me puse a trabajar a todo trapo durante 10 días. Asique tengo entre el año pasado y éste 2 discos hechos y los iré sacando el año que viene o el otro. La cuarentena es rara, me funcionó. La verdad que cuando me pongo, me sale.
Licenciado en Composición Musical egresado de la UCA. Comenzó a tocar batería a los 12 años, y a los 16 ya se presentaba en míticos lugares como La Luna, en Capital Federal. En su carrera, Marcelo formó parte de numerosas bandas, como Los Pulgones, La Puñalada Amistosa, la banda del cantante Martín Pastor, el Dickinson Power Trio y la Pilo Band. En ese trayecto, pudo compartir escenario con figuras como Charly Garcia, Juanse, Gabriel Carámbula, Bernard Fowler (corista de los Rolling Stones) y Jimmy Rip (guitarrista y productor de Mick Jagger), entre otros.
Venis tocando desde muy chico, compartiste escenario con Charly García, Bernard Fowler, Jimmy Rip…
MM: Con Jimmy Rip varias veces por cuestiones fortuitas. Con Charly 2 veces: una fue el año pasado en Carnal, la otra fue hace 20 años cuando Charly había sacado “El aguante” y yo estaba tocando en el Hard Rock con Los Pulgones. En esos años, tocamos mucho como soporte de los Ratones Paranoicos. Toda esa situación me hizo irme de gira con Juanse, Pappo, Gabriel Carámbula y yo tocando la batería. Yo no entendía qué estaba pasando, no podía creerlo. Al día de hoy me parece una cosa maravillosa porque ellos 3 juntos no se había dado tampoco.
¿Y qué experiencias o enseñanzas te dejaron esos shows?
MM: Que lo que quieras hacer es posible. Si buscás oportunidades y tenés paciencia (a veces también está la suerte) se da. Si toqué con Charly, es porque estoy en el escenario todos los sábados. Entonces, hay una vez que apareció el chabón… ¡y yo estoy a la altura de la circunstancia! No me voy a tirar para atrás. Ellos están en un podio histórico. Yo aprendí a tocar la batería poniendo discos de ellos. Y de golpe te encontrás que estás tocando con ellos. ¿Y cuánta gente pudo tocar con Charly García? La banda de Charly ¿y cuántos más? ¿Cuánta gente se pudo ir de gira con Pappo? Pappo’s Blues, Riff… ¡y yo! Yo toco la bata desde los 13 años. Hace 30 años. Y todas: irme a la costa 2 semanas con las bandas tocando 2, 3 veces por día. Y acá estamos, es lo que mejor nos sale. Fijate que Brian May sigue tocando… El otro día estaba el bajista de Duran Duran haciendo tutoriales de sus temas. Y vos decís “¡tienen 60 pirulos y no pueden parar!” Y no sabés la onda del tipo, tocando alegre, prendido fuego. Tocando el bajo como nunca. Un amigo me decía: “Igual que nosotros.”
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