Con Nora Cortiñas en el escudo y el corazón, las chicas del Norita FC juegan un partido histórico contra la desigualdad y la discriminacion. Dialogamos con Tamara Haber y Estefi Pinetta sobre la historia de este equipo que reivindica los derechos del fútbol femenino.
- Reportaje: Julián Retamozo
- Texto: Julián Retamozo y Valeria Ayala
- Fotografía: Gentileza Norita FC
Hermanadas por la militancia feminista, las integrantes del Norita FC encontraron en el futbol un campo de disputa de poder donde seguir visibilizando desigualdades y conquistar derechos. Con Nora Cortiñas en el escudo como símbolo de lucha y el apoyo de pioneras del fútbol femenino como Betty García y Teresa Suárez, las chicas denuncian y militan para lograr mejores condiciones estructurales para todas.
Prisma Contenidos charló con Tamara Haber y Estefi Pinetta, miembros del Norita FC, sobre el devenir histórico de este equipo nacido para romper barreras.
¿Cómo surge Norita FC?
EP: Empezó como un grupo de compañeras de militancia que quisieron jugar a la pelota, que se dieron cuenta que era un espacio más para tomar, para visibilizar. Un espacio que tal vez no era considerado tan nuestro, tan de las mujeres y de las disidencias. Comenzó como parte de la militancia y después nos escindimos de la parte partidaria. Decidimos seguir con la militancia más específica relacionada con el fútbol, con la conquista de espacios y de derechos, pero no ya desde un lugar político partidario. Si bien coincidimos casi todas en la misma línea, es un espacio abierto y lo que importa es que todes se puedan sumar, participar y jugar a la pelota. Que podamos seguir conquistando espacios y derechos.
TH: Nosotras como militantes feministas, antes de militar el futbol feminista, quizás siempre estuvimos en una agenda vinculada a las violencias. Una agenda defensiva. Y descubrimos en el fútbol una militancia propositiva. Militar el juego para nosotras fue una revelación que veníamos buscando en un contexto electoral y político que fue un retroceso en la conquista de derechos, porque Norita Fútbol Club nace en el marco del macrismo, donde veíamos una avanzada de las políticas neoliberales para con toda la población. Encontramos un refugio para militar una reivindicación que tiene que ver con el derecho de todas las pibas a jugar. No tiene que ver solamente con la cancha. Nosotras decimos que el fútbol y el deporte excede lo que sucede adentro de una cancha. El fútbol en nuestro país en particular (y en el mundo en general) crea subjetividades que tienen que ver con identidades sexuales y con personalidades. En Argentina, es uno de los deportes que más masificado está. De ahí no sólo salen personalidades. Se educa a través del fútbol: en tu sexualidad, en las masculinidades, en las violencias. También se crean espacios de poder. ¿Cuántos dirigentes nacionales del Estado, de la política, nacen del mundo de los deportes? Un montón. Y ahí históricamente nosotras fuimos negadas, ninguneadas. Entonces, más allá de la conquista de jugar a la pelota en la cancha, también estamos disputando lugares de poder para pensar un mundo más justo a través del deporte.
No es casualidad el nombre del equipo, ya que es una figura bastante entrañable para todos nosotros por su lucha a lo largo de los años…
TH: El nombre surge de manera automática, espontánea, en un momento en el que nos estábamos anotando para jugar un torneo. Nos juntábamos a jugar entre nosotras, pero por primera vez decidimos presentarnos a jugar un torneo que se llama “Nosotras jugamos”, que nos hizo crecer mucho porque nos permitió incorporar a muchas compañeras y muchos equipos de fútbol femenino. Por primera vez notamos que estaba sucediendo que había un montón de pibas que por lo menos en la Capital Federal se estaban juntando a jugar a la pelota, solo que no había una liga que nos representase de la forma que lo hacía este torneo. Sabíamos que tenia que tener el nombre de una mujer y sabíamos que Norita Cortiñas, además de haber disputado uno de los partidos más difíciles que vio la Argentina y que tuvo que ver con la última dictadura genocida en nuestro país, ella continuó militando por los derechos de las mujeres y las disidencias. Cada vez que habia una compañera que por lesbiana estaba en una comisaría, nosotras íbamos y estaba Norita ahí. Cuando detuvieron de manera arbitraria e iniciaron el proceso de judicialización a Higui, nosotras íbamos a reivindicar el derecho de su absolución y Norita estaba ahí. Norita era una integrante más del equipo donde estábamos jugando. Entonces nos pareció que era la persona indicada para llevar en el escudo, cerca de nuestro corazón. Representa un poco eso: las Madres y las Abuelas rompieron las paredes del mundo privado para emerger en un espacio público negado históricamente para las mujeres, reivindicando la aparición de sus hijes pero también reconociendo derechos fundamentales. Y nosotros estamos acá intentando hacer lo mismo: conquistar un territorio que históricamente fue negado. En este caso, es el deporte, el fútbol y los clubes.
Cuando Norita se enteró que había un equipo de chicas con su nombre, ¿cómo fue su reacción?
EP: Ella estaba re feliz, no lo pudo creer. Estaba emocionada. Nos menciona cada vez que puede, está muy orgullosa. Y algo muy significativo fue que cuando nos dijo que quería una camiseta, nosotros le preguntamos cuál quería y ella dijo “la 10”. Obviamente, ése era el número para ella. Le gustó tanto esta iniciativa que le dijo a su nieta que venga a jugar con nosotras. Ella jugaba al fútbol de forma amateur y la abuela le dijo “¿Por qué no te venís a jugar a mi equipo?”. Lucía se prendió y es una de las goleadoras del Norita. Somos todas sus nietas igual (risas) Ella nos adoptó y obviamente estamos muy felices. Es una mujer que siempre está tratando de aprender cosas nuevas, de avanzar, evolucionar y demás, también se involucró mucho en el tema del fútbol y se sumó a todos los reclamos. Cuando fue el reclamo de la profesionalización del fútbol, ella estuvo presente.
TH: Nosotras como equipo colaboramos e impulsamos una ley que ahora es de nivel nacional y empezó en la Ciudad de Buenos Aires y es la declaración del 21 de agosto como el Día de las futbolistas. El 14 de marzo es el Día de los futbolistas. Nosotras consideramos que para nosotras tenía que haber un día específico porque nuestra historia es particular y es una manera de visibilizar a todas las compañeras que juegan a la pelota y a todas las ídolas que tiene nuestra disciplina. La ley salió en 2019 en la Ciudad de Buenos Aires, obviamente tuvimos mucha resistencia por parte del signo oficialista y de la AFA. La AFA sostenía que el día de las futbolistas era el día de los futbolistas y no era necesario hacer ninguna declaración sobre las mujeres que jugaban a la pelota. Decir eso es lo mismo que negar que existe una relación de desigualdad y que hay un lugar de ninguneo y de invisibilización hacia el fútbol femenino. Por eso ellos lo ven natural que nos encontremos en la misma bolsa que los jugadores de fútbol. Sin embargo, Nora siempre apoya las consignas que reivindicamos desde la militancia feminista del futbol que tiene que ver en principio con mas lugares para jugar para las pibas. Nosotras ahora lo estamos viviendo en carne propia. Ocupar el espacio público para que sea legítimo que nosotras juguemos en una cancha es muy difícil. Que los clubes tengan en consideración y propongan espacios para nosotras es muy difícil. En los mismos clubes profesionales estamos celebrando 2 años de semi-profesionalización del fútbol, pero no hubo más avances. La semi-profesionalización es insuficiente: son 8 contratos por club y hay 22 jugadoras como en cualquier equipo profesional. Se tienen que dividir los contratos y no alcanza ni para los viáticos. Y no sólo eso, sino que no hay recursos ni infraestructura como para que la profesionalización del fútbol sea real, porque las pibas terminan entrenando, jugando y trabajando 10 horas. Es algo que no se le pide a ningún otro jugador. Y para alcanzar los niveles que nuestras jugadoras sabemos que pueden dar, necesitan entrenar a nivel profesional. Después sacamos resultados difíciles a nivel internacional justamente porque nuestras jugadoras no tienen los recursos, las infraestructuras y el profesionalismo que requieren los niveles internacionales del fútbol.
En cuanto a la dificultad de infraestructura, Norita FC tiene actualmente dificultades para encontrar un lugar. ¿Cómo es esa situación?
EP: Por situaciones puntuales del lugar, no podemos entrenar más en el lugar donde lo veníamos haciendo y hoy por hoy no estamos encontrando un lugar que se adecúe a lo que nosotras estamos necesitando como equipo que es un espacio que pueda recibir alrededor de 15 jugadoras (porque tenemos recambio), un espacio que nos permita 2 horas para entrenar y que no nos maten, porque nosotras hacemos todo a pulmón y Norita FC se sostiene por Norita FC. Todas hacemos un aporte mensual, hacemos lo que podemos. Algunas inclusive no tienen trabajo y por ahí alquilar una cancha por un lado no reúne las condiciones porque por ahí son chicas o no podes acceder a los vestuarios. O tenes la cancha pública de una plaza que está super rota, no tenes un baño y si vas a entrenar 2 horas, eso sí o sí termina mal. Entonces, son distintas las cuestiones que hacen que hoy por hoy estemos tratando de encontrar también a través de la solidaridad de las personas que nos conozcan, que puedan acompañarnos en esta búsqueda y también en esta reivindicación porque nosotras tenemos intenciones de jugar y ganar algún que otro torneo. Para eso necesitamos estar formadas, entrenar, tener una continuidad y una planificación anual, que es lo que nos está faltando en este momento porque no tenemos el espacio adecuado.
¿Han tenido algún tipo de acompañamiento por parte de alguna entidad del Estado o privada?
TH: No, la verdad que no. Estamos tratando de encontrar canales institucionales para presentarnos a proyectos. Yo creo que falta apoyo del Estado para acompañar estos espacios de fútbol femenino, el fútbol feminista que se autogestiona. Sobre todo para poder conseguir espacios para los entrenamientos, o profesionales, hay un montón de entrenadoras profesionales, pero a veces nosotras no podemos sostener económicamente esos recursos. Entonces, falta una política específica, concreta y activa de promoción hacia la profesionalización, formación y concreción de espacios para nosotras que estamos a pulmón tratando de garantizar lugares para que las pibas que tienen ganas de jugar lo hagan. Porque no tiene que ver solamente con formar deportistas, tiene que ver con garantizar derechos de ocio y de disfrute a una población que históricamente se le negó el disfrute. Nosotras siempre decimos que no sólo hay que pelear por un lugar en la cancha, también tenemos que pelear por el tiempo de nuestras propias vidas para destinarlas a un juego. Las mujeres tienen muchas responsabilidades (entre las tareas de cuidado, las tareas laborales y las tareas domésticas no remuneradas las mujeres), y muchas no se sienten con el derecho a destinar dos horas de sus vidas a un deporte, a un juego, porque es un juego de disfrute, de intercambio, de solidaridad, de cooperativismo entre un equipo de fútbol. Esto es las masculinidades está mucho más garantizado, está casi consolidado que hay dos horas a la semana que los pibes van a jugar a la pelota y se van a tomar una birra con sus amigues. Bueno, esa conquista del tiempo también es una batalla que hay que dar en nuestras propias vidas, a veces es muy difícil hacerles entender a otras personas. Por ejemplo, a los clubes. Nosotras hace 3 años que tenemos el mismo horario, entrenamos los martes a las 8 de la noche, cambiar de horario es un problema, porque significa restringir el acceso a este espacio a un montón de pibas que estuvieron 3 años peleando por ese tiempo en sus vidas. Entonces, si cambiamos el horario capaz que perdemos pibas en el camino. Eso no lo queremos hacer. A veces cuesta hacerles entender a los clubes que nosotras no podemos movernos de horarios por la grilla del club como si nada. Nosotras adquirimos un derecho, lo conquistamos y no podemos echarnos atrás.
Me quedo con lo último que dijiste, el tema de permitirse el disfrute a través del juego en cuanto al horario, y quizás hacerlo más estandarizado al nivel cultural (por decirlo de alguna forma) Nosotros estamos más acostumbrados a lo que vos decis, a ver pibes jugando. Por ahí vemos los departamentos de prensa de los clubes que mencionan el lanzamiento de la disciplina fútbol femenino y lo ponen como si fuera un logro. A mi me hace cierto ruido. Como lo que vos decías, fútbol femenino hubo siempre…
TH: Si, totalmente. o sea, hace 100 años que hay fútbol femenino en nuestro país. El primer registro que se conoce en un club es de 1913 en Rosario. Siempre hubo fútbol femenino, el tema es que nunca nos dieron el lugar, nunca contaron nuestra historia. Recién ahora se está dando a conocer gracias a periodistas reconocidas como nuestra compañera Ayelén, como nuestra entrenadora. Nosotras tenemos el lujazo de ser entrenadas por Betty García que es una pionera del fútbol femenino, fue integrante del primer seleccionado de fútbol femenino argentino de 1971. Recién en el 2018 salió a la luz la existencia de estas pioneras del fútbol. Para nosotras, poder jugar y aprender de ella es un lujo que nos enorgullece. Tanto Betty García como Teresa Suarez, que es como nuestra manager. Tere fue la número 4 de la selección del 71, pero según ella la mejor número 4 del mundo directamente.
El Día de las futbolistas entraña una historia que tiene a Betty como protagonista y tiene que ver con aquel seleccionado femenino que fue a jugar un mundial todo a pulmón, obtuvo buenos resultados y aquí en los medios de comunicación pasó desapercibido. ¿Qué significa para ustedes poder contar con Betty en tanto referente y símbolo de la historia de este deporte?
EP: Es un orgullo. Nosotras tenemos mucha admiración por Betty, por Tere y por todas las pioneras. Hemos tenido la oportunidad de conocer a muchas de ellas y estamos felices de tenerlas, de vincularnos con otra generación de este deporte tan lindo y con otras experiencias. Si para nosotras fue un camino complicado de transitar, imaginate para Betty y todas las pioneras. Era una época donde prácticamente eras el diablo si eras mujer y jugabas a la pelota. Aprendemos un montón de ella y creo que ella también se nutre de nosotras. Es un intercambio muy bueno. A veces nos reta en la cancha y se enoja (risas). Es muy lindo tenerlas a Betty y a Tere, estamos felices. Igual Tere apunta muy alto, nos quiere mandar a todas a jugar los clubes (risas). Tiene muchas expectativas con nosotras.
TH: Pero hay algo importante que tiene que ver con que nosotras generamos espacios formativos y de encuentros de las pibas con el fútbol que quizás no son muy frecuentes. Ahora tenemos un montón de compañeras que se están yendo a formar a los clubes. Entonces, los espacios de fútbol feminista terminaron siendo semilleros de formación para jugadoras que quizás en el club del barrio donde estaban no había fútbol femenino, no lo conocían y ahora se están yendo a probar a los clubes para poder formar parte del esquema de fútbol profesional que la AFA está demandando a los clubes del ascenso y de primera.
En su momento se habló en cuanto a la profesionalización, que AFA lo hacía a regañadientes porque si no lo hacía CONMEBOL iba a sancionar a la asociación. ¿Cómo vieron toda la lucha, todo ese proceso que llevó a esta semi profesionalización del fútbol femenino?
EP: Yo creo que lo hicieron porque no les quedó otra, pero bueno, aunque sea a la fuerza, bienvenido sea. Obviamente, todavía queda mucho, faltan muchas condiciones para que realmente se hable de profesionalización, de condiciones dignas. O sea desde lo más básico como tener los cuidados en la cancha, entrenar en el mismo y con las mismas condiciones que entrenan los varones. Obviamente lo festejamos, no como un “Qué gran accionar el de la AFA” , sino como una gran conquista nuestra, de todas las feministas, todas las futbolistas, todas las personas que empujaron y que ayudaron a que esto se de aunque sea a medias.
TH: La realidad es que si esto se dio fue por una presión concreta de un colectivo de mujeres y disidencias que empujó para que esto suceda. La primera adhesión que nosotras vimos masiva fue en el estadio de Arsenal cuando Argentina jugó el repechaje contra Panamá . Esto lo organizamos nosotras, salimos del obelisco en un micro con todas las pibas del Norita Fútbol Club, todas las amigas que les importa el fútbol, nos mandamos para Arsenal y llenamos la cancha de una hinchada feminista. Después de eso hubo otras acciones. El Día de las futbolistas creemos que fue un tema que visibilizó mucho al fútbol femenino y que construyó una agenda militante en torno a esto. Entonces, nos encontramos todas haciendo mella en un mismo tema. La acción de Maca Sánchez, cuando ella denuncia a la UAI Urquiza por sus derechos laborales, también fue un hecho que contribuyó a que se reivindicara la profesionalización en el fútbol. Pero en realidad, como dice Estefi, fue algo a medias. Es insuficiente. Esto no es una profesionalización, es una semi pseudo-profesionalización. Necesitamos que AFA ponga más recursos, que están porque CONMEBOL y FIFA bajan recursos para el fútbol femenino. No sabemos dónde los distribuyen.
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