Ante un Movistar Arena totalmente sold out, Walter Giardino y los suyos celebraron un nuevo aniversario del álbum que marcó generaciones en la historia del rock en español.
- Fotografía: Ignacio Arnedo
El poder de convocatoria de Rata Blanca es, sin duda, una marca registrada. Esta devoción se hizo sentir desde tempranas horas en las inmediaciones del Movistar Arena, con un público fervoroso que ansiaba el comienzo del espectáculo.
Con una puesta en escena a la altura de su trayectoria, la banda ofreció un show contundente y demoledor que se extendió a lo largo de tres horas cargadas de emoción. La calidad fue palpable: un sonido filoso y vibrante y una iluminación pensada minuciosamente generaron los climas perfectos para cada canción.

La lista de temas, planeada especialmente para la ocasión, dio inicio con «Hijos de tempestad», seguida por «Solo para amarte» y «Volviendo a casa». A lo largo de toda la noche, el público acompañó cada momento, dejando el alma y la voz en cada estrofa.
Los grandes éxitos no faltaron en esta velada tan especial. Canciones emblemáticas como «El sueño de la gitana», la ineludible «Mujer amante», la poderosa «La leyenda del hada y el mago» y «Talismán», fueron algunas de las tantas que sonaron, marcando otro hito en el vasto legado de Rata Blanca.
Con un show verdaderamente épico y de la mano de un Walter Giardino espléndido, la celebración de los 35 años de «Magos, Espadas y Rosas» resultó ser la fiesta metalera perfecta. Una vez más, Rata Blanca dio muestras de una carrera exitosa, forjada a lo largo de los años. La banda brindó en todo momento la más exquisita performance para un público completamente extasiado, que celebró su historia.

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