El próximo domingo 26 de junio se cumplirán 20 años de los asesinatos de Dario Santillán y Maximiliano Kosteki, en la estación de trenes que hoy lleva sus nombres. Entre tantos y tantas, estará Agustina Byrne, aquella niña de 11 años que en el 2001 se vio marcada por la crisis social Argentina, y en 2002 por los hechos acontecidos durante una gran movilización de trabajadores desocupados. Dos décadas después, y con innumerables marchas sobre su cámara fotográfica, presentará el fanzine “Darío y Maxi. 20 años con su fuego”, un nuevo material gráfico que apuesta a la memoria colectiva, ya que muchas de las condiciones que denunciaban los referentes sociales en aquel entonces, hoy no cambiaron.

  • Texto: Norberto Alfaro

Avellaneda será el lugar donde se congregue la memoria, el grito, también la bronca y el recuerdo que se harán canto y bandera.

El fanzine es un conjunto de fotos que remiten al piquete, a la lucha en las calles, al puente, a la estación. La mayoría son fotos sueltas que no tienen conexión entre sí. Otras son fotos destruidas para darle una intervención diferente a la imagen” sostiene Agustina Byrne, quien además agrega que sus páginas “están hechas con información sobre los responsables políticos de la masacre”.

Este nuevo material “es un fanzine desprolijo, nacido de la tristeza, las ganas de hacer cosas por fuera de las redes sociales y también de la bronca que me nace ver a tantos asesinos siendo legitimados una y otra vez”, agrega sus autora. El fanzine tiene 40 paginas tamaño A5 en color.

En 2019 hicimos un fanzine con otros compañeros, donde la idea principal era que fuese colectivo, por eso se presentaron varias propuestas de artistas en una sola pieza”. En este caso, Byrne quiso diferenciarse, por eso incluyó material de archivo que vincula la vida de Dario y Maxi, con la organización, ollas populares,y asambleas, además de difundir la autodefensa.

Armé un hilo conductor para graficar la idea” agrega, por eso los lectores podrán encontrar “muchas fotografías de los responsables políticos que intervine, más textos de otros compañeros”.

Si bien está alejada de la fotografía en estos momentos, ha participado de movilizaciones, actos y marchas, donde, además de poner el ojo, expuso su cuerpo a los embates de la policía, y al riesgo de no saber si volvía a su casa, en las mismas condiciones con las que había salido.

Sobre su experiencia en el campo popular, sostiene que fue ganando experiencia con los años, y que también, al sostener una postura política, trata de ser fiel a lo que va viviendo. “Siempre sabemos que a las personas que fotografiamos les puede resultar peligroso, y soy conciente también del peligro que conlleva tener una cámara en la calle y registrar a las personas”.

Es ahí donde aparece el fotoperiodismo, y el criterio de cuidado con las personas que se fotografían y luego se retratan. Para Agustina, “no hay que escudarse en el solo hecho de estar haciendo nuestro trabajo, sino ser lo más fiel a la denuncia que hacemos y cuidar a los que están alrededor”.

PONER EL CUERPO

Su acercamiento a los lugares donde vive el reclamo, le permitieron generar un vínculo con los familiares de Dario y Maxi, por eso trató de seguir su historia y el pedido de justicia, además de acompañar a otras víctimas del gatillo fácil. En este marco, afirma que los asesinatos de Dario y Maxi “son un caso emblemático del gatillo fácil en nuestro país”.

La publicación también es una denuncia a los responsables políticos de estos hechos” dice Agustina, quien no olvida apellidos como Duhalde, Solá y Fernández. Apelando a la memoria vigente, dos nombres aparecen vinculados a la política actual: Felipe Solá, por entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, ocupó hasta el año pasado el puesto de canciller en el gobierno de Alberto Fernández.

Y Aníbal Fernández, hoy ministro de Seguridad nacional, en aquel 2002 fue uno de los principales asesores de Duhalde, al ocupar el cargo de Secretario General de la Presidencia.

Sumar este grano de arena es mantener la memoria” dice Agustina Byrne, y se muestra sorprendida por agotar las primeras 100 copias que fueron pedidas a través de sus redes sociales. 

El próximo fin de semana también será su encuentro con quienes ya reservaron su ejemplar. En la estación o en el puente Pueyrredón, los disparos de su cámara volverán a retratar esas banderas que al flamear, alimentan y mantienen vivo el fuego de Darío y Maxi.