Alan Sutton y las Criaturitas de la Ansiedad lanzan «Hombrecito con los pies en la Tierra». Dialogamos con el cantante y compositor sobre esta obra conceptual que analiza lo habitual de nuestras rutinas desde un discurso disruptivo

  • Reportaje y texto: Julián Retamozo
  • Fotografía: Sol Etchegaray

La banda estrena «Hombrecito», la primera parte de su nuevo disco, una obra conceptual dividida en tres partes llamada «Hombrecito con los pies en la Tierra». En ella conviven personajes que caracterizan exageradamente sensaciones paradójicas, miedos y deseos que pueden encarnar en el cotidiano, como ansiedad, frustración, habitar el presente, enamorarse, estar insatisfecho.

Prisma dialogó con el cantante y compositor Alan Sutton sobre este nuevo lanzamiento que analiza de forma disruptiva el contexto vertiginoso en el que habitamos, contexto que la banda retrata en “La era del Rivotril”.

¿Cómo surgió el concepto de «Hombrecito con los pies en la tierra»?

AS: Hacia el final de la canción «La era del Rivotril» la letra dice: «Hombrecito con los pies en la tierra, así me van a llamar. Hombrecito con los pies en la tierra sabe dónde termina antes de empezar. Yo estoy muy bien en la era del Rivotril, mientras tenga con que entretenerme nunca me voy morir». El título del álbum es un juego de palabras, una parodia a la idea de tener los pies sobre la tierra como quién está centrado y consciente de su entorno; en control. No es posible estar en control en un mundo en perpetua modificación en donde las variables son infinitas y las constantes muy pocas. El hombrecito está centrado, o al menos cree estarlo, pero no deja de ser pequeño, fugaz e intrascendente. Esa contradicción es bella y es justamente ese hermoso patetismo al que se le dedica este álbum, porque es todo lo que nos queda: hacer monumentos con nuestro polvo.

 

 

El disco está segmentado en 3 partes, ¿qué se va a encontrar el oyente en cada una de ellas y cuál es el hilo conductor?

AS: El álbum comienza con su primera parte: «Hombrecito» como una introducción. Aquí se presenta un escenario, un contexto, la superficie sobre la cual las «canciones-personaje» irán apareciendo. En «Con los Pies» se plantea como un conflicto, o bien distintas percepciones del mismo escenario planteado en la primera parte. Los personajes de estas canciones están en constante fricción con el mundo que los rodea, no hay equilibrio y no hay aceptación. Ya en la tercera parte, «En la Tierra», o desenlace, vemos que el escenario no va a cambiar jamás y será siempre caótico. Lo que sí podemos intentar modificar es nuestra percepción del mismo, adaptarnos al golpe para que duela menos, procurando ver lo blanco en lo negro, lo malo en lo bueno, el punto medio. Por supuesto que aunque en el álbum podemos observar a la introducción, al conflicto y al desenlace como entidades separadas, en la vida real las encontramos en constante movimiento, las tres ocurriendo al mismo tiempo. Luego de cualquier resolución hay algo que comienza y un conflicto latente irresoluble. «Hombrecito con los pies en la tierra» es un posible análisis, una foto, de alguien que intenta habitar hoy en su cuerpo y en el planeta Tierra y lo difícil que puede llegar a ser algo tan simple como eso.

 

 

«La era del Rivotril» carga con un mensaje sobre la sociedad actual, ¿creés que se resignifica en el contexto de aislamiento actual?

AS: Por supuesto que sí. Últimamente vengo pensando eso, la híper comunicación que se critica en «La era del Rivotril», en el medio de esta crisis mundial, se ha transformado, de alguna manera, en un bote salvavidas. De pronto, nos encontramos con que la única alternativa ante la soledad del encierro es la comunicación digital. De todas formas, creo que no hay que olvidarse que tan solo es una herramienta para un fin y tampoco hay que dejar que a uno lo colonice y que sea el medio el que nos domine a nosotros. Cada quien deberá hacer sus propios equilibrios ya que es un momento de extrema delicadeza, complicado de transitar. No hay recetas, ni puntos de comparación.

Producido por Jerónimo Romero, “Hombrecito con los pies en la Tierra” encuentra a la banda más consolidada y firme en su proyecto artístico. Un proyecto donde el eje está puesto en las letras independientemente del género musical que se abarque (muy variados, por cierto). Las letras son el principal foco del conjunto, procurando que los mensajes sean claros y de lenguaje accesible, pero a su vez complejos y ricos en contenido.

En el álbum conviven diversos géneros al servicio de las canciones, ¿cómo fue el proceso de composición y producción?

AS: Las canciones primero las compongo yo, Alan. La idea llega y la vuelco. La canción debe ser una entidad propia, debe existir independiente de quien la crea. En mi caso, las palabras y los conceptos que están detrás son lo más importante, pero también está el cómo, la melodía, la armonía, la superficie sobre la cual se desarrolla la lírica. Cuando yo finalizo una canción se la muestro a Jerónimo Romero, productor y guitarrista del proyecto. Jerónimo, entonces, lleva a la canción hacia un planeta específico. Procura entender las necesidades de cada una de ellas y les da su propio hogar. Es divertido no estar atado a ningún tipo de sonido, la libertad de saber, que al menos aquí, no hay límite.

En 2014 los escritos de Alan, caracterizados por ser disruptivos y transitar lo incoherente, comenzaron a tomar forma de canciones. Dicho material derivó en su primer disco «Alan Sutton y Las Criaturitas de la ansiedad», grabado en los estudios Del Torito Records y publicado en abril de 2018.

En comparación con su primer disco, ¿qué evolución notas?

AS: En primer lugar, el primer disco se grabó en circunstancias completamente diferentes. No había una banda, sino que esta se armó específicamente para la grabación. Había pocas canciones, muchas de ellas se fueron componiendo incluso durante el proceso de pre producción. Este segundo álbum se crea con una banda ya consolidada, desde lo musical y químico, y se eligen las canciones que van a formar parte de una gran cantidad de temas, muchas de ellas quedaron afuera. Por otro lado, cada uno de los que integramos al proyecto hemos tenido una evolución personal y profesional que se vuelca sobre el álbum, haciendo de este disco un disco mucho más rico en contenido; con letras más profundas, una producción más atrevida y arreglos más provocativos.

 

 

En tus canciones procuras que el mensaje sea lo más claro posible, ¿qué importancia le das al oyente y qué rol tiene el lenguaje en tus composiciones?

AS: La comunicación es vital en cualquier tipo de expresión artística, el otro y cómo hacer que él nos comprenda. Lo que uno puede llegar a escribir no es nunca novedad, ya está flotando en el aire, está revoloteando en nuestros discursos colectivos, uno simplemente encuentra la forma de adaptarlo a una estética y a un formato. El arte siempre será en función de los demás, fruto del espejo eterno que se extiende desde el primer cavernícola hasta nosotros. El lenguaje es una herramienta. Una herramienta de observación, de reinterpretación y de comunicación. Básicamente tiene un rol primordial dentro de lo que yo hago, siendo a la vez leño y fuego. Del oyente espero siempre lo mismo, un rol activo. Uno anhela que quién escuche se sienta interpelado y espeje de cada canción lo que necesite para así hacerla propia. Esa, creo yo, es la victoria del cantautor, que sus canciones se vuelvan personales para otros.

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