Nacida al calor del espíritu emprendedor de Claudio Cánova, Hamilton Records es una de las pocas fábricas en el mundo dedicadas al prensado de discos de vinilo. Un formato que resurgió con fuerza en los últimos tiempos y del cual Cánova nos brindó detalles de su maravilloso mundo.
  • Coproducción: Palabras Cruzadas & Prisma Contenidos
  • Reportaje y texto: Julián Retamozo

En 2002, Claudio Cánova fundó Hamilton Records, firma dedicada únicamente a la confección de discos de vinilo (desde su grabación hasta su fabricación industrial) en tiempos donde realizar semejante emprendimiento era toda una utopía. Hoy, con más de 17 años de trayectoria y más de 10000 vinilos prensados, charla con el programa Palabras Cruzadas sobre cómo fueron sus inicios y las particularidades de este formato tan singular que resurgió con fuerza en estos últimos años.

¿Cómo surgió el proyecto?

Hamilton Records nació por decantación en mi vida: habiendo sido DJ de pibe y siendo la música el respaldo de mi vida, en cierto punto, en el año 2002 después de haber criado a mi familia (que llevó mucho tiempo) justamente nació esta historia. Estaba en una radio pasando música (en esa época pasaba vinilos en vivo) y me pidieron un tema que estaba en CD. Y como yo pasaba vinilos, se me ocurrió “¿cómo es la historia de grabar vinilos?”. Si vos te posicionás en esa época, Internet era muy incipiente: e-bay recién empezaba, Youtube ni existía. No había nadie que me pudiera direccionar como es hoy que tenés un montón de tutoriales. Igualmente, nadie te va a contar los secretos. Empecé en el 2003, me acuerdo que había comprado por e-bay una máquina vieja. Obviamente los inicios no fueron sencillos, porque al no tener nadie al lado, para mí era todo nuevo.

Mucha prueba y error…

Pienso que todos los errores habidos y por haber los he cometido. Lo que pasa es que una cosa es la grabación del disco (donde tenés la parte de masterización), que es lo que yo hice desde el año 2003. Ya en el 2005-2006 llega lo más fuerte. Y te digo que en el planeta, debemos ser 5 o 6 personas los que hacemos este trabajo. Yo he mandado grabaciones a todo el mundo en esa época. En el 2005 pude comprar el primer equipo masomenos razonable, que era una grabadora de vinilos stereo. La compré en Suiza y es la que uso actualmente.

 

 

Hay un encanto que tiene el vinilo por encima de los otros formatos. ¿Cómo lo podés explicar?

El vinilo es algo muy físico: le tocás hasta los surcos. Mismo lo que es el sobre, los inserts que tiene. Es algo más vívido. Amén del sonido que es completamente diferente. Hay frecuencias que al oído humano no interesan que se puedan reproducir en un CD y en un vinilo no las podés meter. En cambio los graves, las frecuencias bajas, es lo que más le da esa expansión al vinilo. Esa es su virtud.

¿Cómo fue tu experiencia con la música? Recién comentaste que fuiste DJ

Yo empecé con la música a los 12 años. Estuve en todos los lados del mostrador: pasé música, estuve vendiendo en una disquería. Ahora estoy en la parte de fabricación, donde jamás me hubiera imaginado estar. Debo ser el primero en Argentina en volver a prensar en cantidad, no por copia individual (lo cual hice por 10 años). En 2015 fue cuando empecé a prensar. Tres años antes, había empezado a armar la fábrica. Lamentablemente en Argentina se destruyó todo completamente. Al contrario de otros países como EEUU o en Europa, donde hay galpones con 30 prensas guardadas adentro. Les pusieron sábanas a las prensas y armaron las fábricas de CD al lado. Hoy taparon las fábricas de CD, destaparon las prensas y tienen todo funcionando.

Hay como una suerte de “fiebre por el vinilo”, ¿Como lo caracterizás?

El vinilo nunca murió. Siempre fue muy under. Lo que pasa es que buscaron este formato, ahora con el streaming y todas las posibilidades de llegar a la música, porque supuestamente el vinilo es el único formato que no se puede copiar. Salvo que seas una persona como yo que tiene toda esta maquinaria. Incluso es mala palabra. Te digo más: yo no exporto al exterior. Yo soy muy argentino. El día que lo haga, va a ser para los argentinos que vengan bien de abajo. Por eso vienen bandas chicas que están re jugados, yo les doy una mano y se los hago. Como yo también vengo de muy abajo, sé lo que cuesta hacer algo. Valoro el sacrificio de los demás y para mí eso vale mucho.

¿Cómo ves el mercado del vinilo?

Es un mercado exclusivo. Miro los precios y realmente son caros. En cuanto a los nacionales, sé que Sony está editando un poco (toda la música argentina la tienen ellos). El vinilo es algo muy icónico. Tiene un costo elevado en relación a otros formatos como el streaming (que es gratis) o un CD (que ronda los $600). ¿Por qué es tan alto el valor? La respuesta es muy sencilla: porque antes la única forma de llegar a la música era comprar vinilos. Hoy no. Entonces no hacen tiradas de 15 millones como antes, hacen lanzamientos muy chicos y el valor se les encarece.

De hecho, se puso de moda el hecho de editar simples.

Claro, yo por eso prenso en 7”. Tengo los moldes de 12”, pero el costo es muy alto (el precio de costo de cada disco de 12” debe rondar los $400). El 7” se está moviendo mucho: las bandas lo incorporan a su merchandising junto a las remeras.

Preferís trabajar para bandas chicas. ¿Qué ves en esos artistas que vienen a Hamilton Records a pedirte que fabriques su disco en vinilo?

Yo te puedo asegurar que cuando les hago probar el disco, a más de uno se le pianta un lagrimón. Eso garpa todo. Todo lo demás son 4 fierros y un par de químicos. Aparte, yo sé que al músico le lleva horas de laburo en un estudio de grabación. Yo soy un híbrido: nací en analógico y me fui convirtiendo en digital. Pero el pibe que nació en esta época digital no entiende cómo se puede escuchar tan bien en un vinilo la música que él hizo. Tengo imágenes de pibes que se abrazan, no lo pueden creer… Eso te da un poco de pila porque no soy más una criatura y el cansancio está.

 

 

Hablando del proceso de producción, ¿cómo es el proceso de fabricación de un disco de vinilo?

Es un proceso industrial de 3 patas. La primera se hace en el estudio de masterización, donde se hace el master. Una vez que lo tenés hecho, lo podés poner en una bandeja y escucharlo (para comprobar si hay algún ruido o alguna imperfección). Una vez hecho el master disc, yo tengo 72 horas para metalizarlo. Es decir, hacer un espejo de plata y hacerle una deposición de níquel que dura 4 horas para hacer los stampers. Los stampers son las chapas que se ponen en la prensa. Se logra una especie de sándwich donde se pone PVC en el medio. Salimos de esa etapa química y entramos en la etapa de prensado, el cual es un ciclo de calor y de frío. Se trabaja a temperaturas muy extremas (160° aproximadamente). Tengo que calentar el PVC durante 8 segundos para derretirlo. La prensa, que tiene 100 toneladas, es la encargada de meter todo el PVC adentro de un surco que es más chico que un cabello humano. Le das calor y después le das unos 12 minutos de frío para enfriar la masa de PVC hasta llegar a los 20° (hay equipos de frío que se encargan de eso). Después se despega naturalmente, lo sacás y lo recortás bien para eliminar los sobrantes de PVC. Con eso, ya tenés el disco terminado. Es un ciclo continuo donde todo tiene que funcionar perfectamente. Donde falla una parte, se terminó todo.

Se ha revalorizado el disco como regalo y, en especial, los bootlegs…

¡Se volvió a regalar vinilos! Hemos grabado cientos de discos de bandas en vivo. En Europa se usaba mucho los shows de las bandas grandes grabados en vivo quizás desde un grabadorcito. Los famosos bootlegs. Se volvió a regalar eso y a mi me re copa. Obviamente sigo cortando individualmente. Hay gente que quiere 10 o 15 discos nomás y eso tiene que ir por corte individual. Por eso el costo se incrementa, más teniendo en cuenta que todos los materiales son importados.

¿Cómo ves el futuro del vinilo de acá a unos años?

Lo veo como está actualmente. Obviamente el CD ya murió, no sé qué más van a inventar más allá de todo lo que hay dando vueltas digitalmente. Vos fijate que en el 2003 pasaban los flacos con los CD’s y me veían a mí como un marciano. Uno apostó a un formato y me llevó cerca de 17 años de mi vida. Ahora es sencillo hablar, pero en su momento fue algo muy complicado. Pero bueno, todo aquel que se proponga algo, que lo haga. Vas a encontrar veinte mil palos en la rueda (y más acá en Argentina), pero no hay que aflojar. El vinilo mantendrá esta postura. Irá un poco más y apuntará a una gama media de consumidores. No será algo masivo… a menos que vengan a Hamilton Records donde siempre les hago una buena atención.

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