Clásicos y modernos. Con una trayectoria que los consolidó como una de las bandas referentes del rock & roll, Blues Motel dialogó con Prisma Contenidos en la previa de sus shows en Mutar junto a Rockas Viejas. Metas cumplidas y desafíos por venir de una banda inoxidable que no para de crecer.

  • Reportaje y texto: Julián Retamozo
  • Fotografía: Gentileza Blues Motel

Gabriel Díaz y Adrián Herrera, vocalista y guitarrista de Blues Motel respectivamente, nos contaron anécdotas y detalles de su prolífica carrera. Una trayectoria construida desde el under que rompió los moldes establecidos pasando a ser independientes y con discos disruptivos como “Un tajo en la oreja”. Todo eso les valió el reconocimiento de propios y extraños y los llevó a participar en una película de los Rolling Stones con el agregado de estar cara a cara con Mick Jagger.

Con 12 discos en su haber, Blues Motel encara nuevamente el desafío de entrar al estudio de grabación para subir periódicamente sus nuevas canciones a las plataformas digitales. Tras un año de cambios y renovación para la banda que incluyó 2 shows con Rafa Gildenberger, los oriundos de Tigre afilan detalles para los shows del 22 y 29 de septiembre en Mutar, Avellaneda, junto a Rockas Viejas.

Con casi 30 años de carrera, ¿Qué los impulsa para seguir tocando?

Adrián Herrera: No hay algo particular que nos impulse en lo que hacemos. No tiene una fecha de vencimiento. Lo vamos a seguir haciendo mientras lo sigamos disfrutando y la pasemos bien ensayando, grabando discos, tocando y girando. Sí tratamos, como siempre, de generar cosas nuevas. Motivarnos a cambiar, a evolucionar. Siempre hay algo que podemos mejorar del disco anterior, del show anterior o del sonido. Y vamos atrás de eso.

Optaron por ser independientes en un momento donde no era usual. A la distancia, ¿Cómo analizan esa decisión?

Gabriel Díaz: La opción de ser banda independiente la tomamos en su momento después de analizarla bien. Sabíamos que no era una opción fácil, que íbamos a tener que cargarnos la mochila de la difusión, de hacernos conocer, de la autogestión de los shows. Pero era la ventaja de tener el 100% de las riendas de la producción artística. Viéndolo a la distancia, creo que buscamos un buen equilibrio. Si bien todos tenemos otros trabajos y dedicarse full time a la banda a veces se hace difícil, los momentos que tenemos entre familia, trabajo y banda los aprovechamos para tirar todos para adelante. Creo que hemos hecho un buen equilibrio de banda de rock, independiente y de trayectoria.

A. H.: Fue la mejor decisión. Viéndolo con el tiempo, aún más todavía. En ese momento no había propuestas que le sirvieran a la banda para progresar. Había un montón de riesgos de terminar encajonados en el escritorio de alguna compañía. Siempre fuimos de tomar la iniciativa para todo. Nos embarcamos en hacerlo sin saber cómo era. Investigamos, averiguamos, nos pusimos la camiseta y salimos a ver qué podía pasar de todo eso. Fue lo mejor que podíamos haber hecho, sin duda. Relegamos cosas, obviamente. Relegamos exposición, difusión, pero ganamos un montón de cosas más que hoy hacen que la banda siga estando viva.

 

 

Un tajo en la oreja cumplió 20 años, ¿Qué recuerdos les trae ese disco?

G. D.: Un tajo en la oreja es nuestro tercer disco. Me trae recuerdos muy lindos de la banda. Quizás ahí ya habíamos cambiado de discográfica, algunos teníamos problemas de salud y también fue difícil por eso. Creo que eso se ve reflejado en la composición, en las letras, en la trama de lo musical. Artísticamente marcó un quiebre. Decidimos a propósito hacer algo diferente, algo más propio y no ser una banda muy complaciente. Eso para mí fue el recuerdo más lindo. Hacer lo que nosotros queríamos sin importar lo que esperaba el público. De hecho, mucha gente se enojó por ese disco. Viéndolo a la distancia, eso tiene un valor agregado. Festejamos el disco hace poquito, fue lindísimo. Festejar tantos años de un disco siempre es lindo, porque recordás los momentos que pasamos cuando lo hacíamos. Es uno de los mejores discos, sin duda. Cada disco tiene su personalidad y este sin duda la tiene. Y muy fuerte.

A. H.: En su momento hubo varios malos momentos de la banda, pero como te decía antes, nos repusimos y cada palo en la rueda que se nos apareció fue algo que nos hacía empujar más fuerte todavía. En ese sentido, fue buenísimo hacer ese disco en esas condiciones. Toda la grabación fue muy particular, muy teñida de todo lo que nos pasaba pero a la vez fue un momento creativo importante que pudimos lograr gracias a disponer de un estudio móvil en el que nos internamos un montón de meses. Le dimos forma a ese disco que en su momento fue raro. Para algunos no fue un disco esperado o no fue lo que esperaban de nosotros como banda, pero era lo que nosotros queríamos mostrar. El disco sirvió para dispararnos a otro lugar.

Luego de tantos años de carrera sus discos se convierten en objeto de colección y mantienen su convocatoria, ¿se sienten referentes para el rock under?

A. H.: Muchas bandas nuevas se acercan a contarnos que somos sus referentes, inspiración, o lo que sea. La verdad que está bueno. Muchos se sienten identificados con la manera con la que hicimos nuestra carrera como banda hasta ahora.

G. D.: Sí, a esta altura de nuestra trayectoria (quizás hace 10 años no tanto) nos sentimos una banda referente de esas bandas que deciden seguir por el mismo estilo. Haciendo rock & roll como el que hacemos nosotros u otras bandas independientes del mismo estilo. Es lindo. Obviamente se siente cierto orgullo. Aunque cada banda tiene que buscar su identidad y su personalidad, cosa que hicimos nosotros en nuestro momento. Quizás nos gustaría que muchos discos se escuchen más y volver a reeditarlos, porque ya no se consiguen. Estaría bueno editar algunos en vinilo por lo menos. Si alguno tiene algún disco o lo encuentra en alguna disquería, ojalá lo guarde como objeto de culto. Pero sobre todo que lo escuche y lo escuche bien. Siempre es más lindo el sonido del disco. Es mejor que escucharlo por Spotify o Youtube. Nosotros le damos mucha importancia a la calidad del sonido, asique está bueno que se siga escuchando de ahí.

Hubo mucha gente que pidió que fueran los teloneros de los Stones en sus shows en el estadio único de la plata, ¿Qué reflexión hacen de esa experiencia?

G. D.: Nos enteramos por las redes y por los mensajes que nos mandaban. Bueno, eso es muy difícil porque lo arregla la misma producción de los Stones pero fundamentalmente la misma productora que los trae. También nos enteramos que a veces los Stones sugieren una banda, o más que sugerir, sugieren qué banda no. Esperemos que nosotros no hayamos sido de esos (risas). Que la gente siempre nos esté pidiendo, que agite, eso está bueno, es lindo.

A. H.: La gente siempre quiere que estemos ahí. A nosotros también nos gustaría. Pero no es algo que dependa de nosotros. Al no estar en un determinado circuito de compañías discográficas y cosas que es un poco por donde se maneja esa historieta, es imposible que nosotros estemos ahí de soporte. Hay muchas cosas atrás del show business de las que estamos afuera y es casi imposible que se hubiera dado alguna vez o en un futuro. No hay casi posibilidad de eso.

¿Cómo surgió la idea de participar en el documental “Olé, Olé, Olé”?

G. D.: La idea de participar en el documental de los Stones de la gira sudamericana, fue básicamente de la productora londinense que estaba a cargo de captar las imágenes para luego hacer el documental. La idea era que los Stones, o alguno de ellos, tengan algún nexo con una banda representativa de la cultura de ese lugar a donde iban. Y en el caso de Argentina específicamente, con lo que era la cultura rollinga. Entonces una productora local, que tenía un nexo con la londinense, hizo una tarea de campo de averiguar qué banda podría llegar a estar. Tiene que ver con lo anterior: le preguntaron a la gente, a periodistas, a músicos… Todos coincidían con que nosotros teníamos que estar en ese documental representando de alguna manera a la movida stone. Y eso es un orgullo, porque nosotros somos súper admiradores de los Stones.

A. H.: Lo de participar en el documental “Olé, Olé, Olé” de los Stones fue algo muy loco. Hasta último momento no creíamos que vinieran a filmar lo que filmaron, que nos llevarían al estadio, que nos entrevistaríamos con Jagger. Hasta último momento no creíamos que saldríamos en la película. Al final sucedió todo y queda para siempre. Estamos en una película de los Stones, un tema nuestro suena en una película de ellos. Eso quedará en la eternidad. La verdad que, volviendo a lo que me preguntabas antes sobre ser soporte, para la frustración que podía llegar a tener la gente o nosotros, fue una manera de ponernos en otro lugar. No sé si no prefiero estar en una película de los Stones a ser soporte de ellos y tocar a las 3 de la tarde en un costadito del escenario con poca gente. Fue totalmente satisfactorio.

¿Cómo fue el encuentro con Mick Jagger?

G. D.: El encuentro con Mick Jagger fue algo lindísimo, muy especial. Fue algo que disfrutamos con toda la banda, la familia y va a estar en el recuerdo. Un momento único. Me acuerdo que fue lindo y de mucho nervio a la vez, porque teníamos la presión multiplicada por 3: estar con un grande, tener que hablar en inglés y que te estén filmando para el documental. Fue hermoso y logramos entregarle un par de discos de la banda. Le quedó claro que no éramos una banda que recreábamos la música de los stones, sino una banda con temas y producción propios, con personalidad.

A. H.: El encuentro y la charla con Jagger fue mágico también. Charlamos con él 15 minutos, hay un montón de cosas que no salieron en la película. Hablamos de nosotros, de la banda. De lo que ellos sintieron al llegar acá. Intercambiamos mucha charla y la verdad que fue un momento mágico.

2018 fue un año de cambios, ¿En que estado esta la banda?

A. H.: Este año fue de muchos cambios. Cambios que se preveían, pero que no estaban planeados. Estamos muy bien, con muchas ganas de grabar material nuevo. Renovando toda una lista de temas. En parte no obligados, pero aprovechando la situación de tener que estar ensayando con un batero nuevo y renovar la lista. Decir “a ver, en vez de aprender a tocar este tema que tocamos seguido, vamos por este otro lado”. Para nosotros también fue una cosa buena, y como tantas otras cosas, es algo que nos renueva y nos pone más pila todavía. Asique estamos muy conformes.

G. D.: Sí, fue un año de cambios. Va a ser un año importante para nosotros nuevamente porque hay un cambio de integrantes. Maxi (Larreta) decidió irse, ya la relación estaba un poco desgastada, cosa supongo que es normal. Él avisó, nosotros teníamos un par de shows que cumplir y logramos en ese momento resolver la situación llamándolo a Rafa (Gildenberger).

Tras la partida de Maxi Larreta, ¿Cómo vivieron los shows con Rafa Gildenberger?

A. H.: Como consecuencia de los cambios, se nos dio también esa oportunidad de volver a tener sentado a Rafa en los parches en un par de shows. Al principio iba a ser uno solo, después teníamos otro programado. Y cuando supo que teníamos otro más dijo “Bueno, dale, también me prendo en este” pero ya sabíamos claramente que no había posibilidad de que volviera a retomar ese lugar. Pero nos regaló un par de noches en las que nos divertimos mucho y la pasamos muy bien como hacía mucho que no lo pasábamos. Disfrutamos, disfrutamos nosotros viendo a la gente cómo disfrutaba. Es otra cosa que nos queda guardada para recordar siempre.

G. D.: La verdad que en el primer ensayo que nos reencontramos sentimos la magia intacta del toque y la personalidad de Rafa que nos encantó. Él se dedicó a otras cosas, vive en la isla, medio alejado de la ciudad. Trabaja ahí, no de la música. No siguió tocando con ninguna banda ni solo. Pero nosotros lo disfrutamos muchísimo. Fue como una despedida. Y quién te dice que en adelante, pasen un par de años, lo llamemos y se quiera volver a sumar. Es como la bicicleta, no te olvidás nunca de pedalear. Se sube Rafa y está la magia intacta como siempre. Es lindísimo.

¿Cómo ven la situación actual del rock?

G. D.: Voy a hacer foco en la situación socioeconómica. En el caso del rock, a la gente le cuesta pagar una entrada, trasladarse, pagar una cerveza. Todo está muy caro y eso influye muchísimo a la hora de cortar tickets. Es algo que nos pasa a todas las bandas que nos movemos en este ambiente. Debe suceder en el teatro también, en las muestras de arte. Está muy difícil para todos, ojalá la situación cambie y la gente vuelva a tener dinero como para divertirse, salir, dispersarse un poco, distraerse. Hay bandas que están surgiendo, de chicos que tocan muy bien. No veo muchos rockeros, pero hacen música más vinculada con el pop o más spinetteana, más jazzera, que está bueno también y tiene muchos adeptos. Me parece que la convocatoria va por ese lado. Igual el rock nunca morirá, así que seguiremos llevando el estandarte bien levantado y esperando que vengan otras épocas.

A. H.: Yo veo mucho rock, mucha música. Muchos chicos haciendo rock, volviendo a las raíces. Al rock, al blues. Estamos bastante conectados con toda esa gente y la verdad que el rock está recontra vivo. Lo veo muy bien, renovándose todo el tiempo y buscándole la vuelta a lo que fue en su momento una música que era “contestataria” o que representaba algún tipo de rebeldía de la juventud y que después se fue metiendo en la mesa de todas las familias y cambió. Bueno, creo que está buscando su lugar y está bueno que eso pase.

Pasaron 2 años desde Abrazo Insomnio, donde por primera vez todos los temas fueron compuestos en conjunto, ¿que saldo les dejó esa experiencia?

A. H.: El saldo fue bueno, se nos ocurrió que eso podía rendir y lo hicimos. Habrá que ver si fue tan bueno como para que se repita, pero estuvo bien. Volvió a llevarnos a un lugar en el que no habíamos estado como banda. Creo que hicimos un disco muy bueno. Por ahí a alguno le habrá costado encontrar la identidad del Blues Motel de discos anteriores, pero fue algo que nosotros queríamos hacer. Las canciones están muy bien, hay varias que ya pasan a formar parte de esa lista en la que nos movemos para ir intercalando entre los shows. Creo que logramos un sonido muy bueno, estamos muy conformes.

G. D.: Lo más lindo es que nosotros nos proponemos un objetivo y después terminamos cumpliéndolo. Obviamente hacemos una evaluación ahora a la distancia y es un disco que me encanta. Más allá de la modalidad en la que lo hicimos, el sonido que tiene, la simpleza, la crudeza que fue algo que buscamos. Después está el hecho de haberlo compuesto entre todos que fue muy lindo. Es una anécdota que siempre vamos a tener presentes. Hay ventajas en eso, se van puliendo las mañas que tiene cada uno porque te ofrecés a que todos opinen sobre lo que vos vas componiendo o aportando. Entonces, se va modificando y el resultado final es bien inesperado y después te termina gustando. Pero por otro lado, la desventaja es que se demoró muchísimo porque siempre había que ponerlo a consideración de todos. Como experiencia fue buenísima. Ahora estamos pensando en el próximo trabajo.

¿Cuáles son los próximos objetivos de Blues Motel? ¿Hay proyectos para volver al estudio a grabar?

A. H.: Siempre hay proyectos para grabar. Este año toda esta historia nos atrasó un poco pero ahora que ya estamos encaminados de vuelta con la banda completa, vamos a empezar a apurar un poco. Queríamos grabar unos singles en formato de simple o de EP para subir en las plataformas digitales. Sobretodo por el hecho de generar música nueva rápido. Este año podemos hacer 2, 3, 4 temas y de a poco ir grabando más material para seguir compartiendo. Para, eventualmente en el momento de llegar a 10 o 12, por ahí terminar un disco y fabricarlo. Sabemos que a nuestra gente también le gusta tener el disco físico en sus manos. Abrirlo, sacarle el celofán, mirar el arte y ponerse a escucharlo. Pero sabemos también que hoy se escucha música de otra manera y queríamos hacer eso. Otra cosa nueva que no habíamos hecho: grabar singles y compartirlos con la gente. Así que en los próximos ensayos seguramente avanzaremos con esa idea para en lo posible tratar de hacerlo antes de fin de año.

G. D.: De paso, hay que decirlo, a nosotros nos encanta el disco, el arte, la información que pueda haber en el arte. Sabemos que se escucha cada vez menos, que se compra cada vez menos discos, por eso estamos tratando de avanzar con esta opción en la que muchas bandas se suben también que es la de meterse en un estudio, grabar una canción o 2 o 4 e ir subiendolas para que la gente vaya escuchando lo nuevo.

Agotaron las entradas para el show del 22 y sumaron una función más, ¿Que expectativas tienen de las fechas en Mutar?

A. H.: Las fechas en Mutar van a estar muy buenas. Somos amigos de Rockas Viejas de hace un montón de años. Nos conocimos en Gesell, cuando ellos nos venían a ver. Ya desde ese momento hubo un lazo muy particular con ellos. Hemos tocado juntos muchas veces y compartimos muchas cosas como bandas. Vamos para Avellaneda, su casa. Fue buenísimo que hayamos armado una fecha y tengamos que agregar otra porque la gente respondió. Va a ser una fiesta, la vamos a pasar bárbaro y vamos a disfrutar mucho. Y cuando las bandas disfrutan mucho, la gente lo nota y se contagia. Se da un intercambio que hace que sea una buena noche, un buen show. Vamos a pasarla muy bien todos.

Blues Motel tocará en Mutar Bar (Av. Mitre 982, Avellaneda) los días 22 (agotado) y 29 de septiembre a las 23 hs compartiendo escenario con Rockas Viejas que celebra sus 25 años de carrera. Será una noche especial llena de amigos y buena música

Entradas anticipadas en Ticket Hoy o en Mutar de miércoles a sábados de 21 a 01 hs. ATENCIÓN: Capacidad limitada