Máximos referentes de la escena artística de su país, Agarrate Catalina es la murga uruguaya más premiada, popular, reconocida y convocante de los últimos años. Han recorrido miles de escenarios a lo largo de los cinco continentes y, entre agosto y septiembre de 2019, presentan su nuevo espectáculo “Defensores de causas perdidas” convocando así, con guiños que imperan a la actualidad, el próximo 29 de agosto en el Teatro Cervantes de Quilmes.

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El reencuentro con lo barrial y las raíces de la murga es lo que Catalina ha sabido revalorizar con su gira “Defensores de las causas perdidas” por el conurbano bonaerense: desde Luján, pasando por El Palomar, Lomas de Zamora, San Isidro, Escobar, Ensenada, Quilmes, Villa del Parque, Tigre y Ramos Mejía, la consigna es el reencuentro con quienes “nos abrazan y nos reclaman que quieren que estemos siempre con cada nuevo espectáculo”, tal como sostuvo Yamandú Cardozo, director de Agarrate Catalina, en diálogo con el programa radial Palabras Cruzadas.

JR: Están a punto de emprender la gira del conurbano que los va a traer a nuestra ciudad de Quilmes. ¿Qué esperan encontrar en esta gira y particularmente en Quilmes?

YC: Siempre hay una preciosa sensación de estreno, aunque tenga 170 funciones y muchas en Argentina, hay una sensación de estreno, ojala que a la gente de Quilmes le guste y ojalá que esto vuelva a renovar el vínculo porque con suerte con lo artístico uno nunca tiene esa seguridad, ni como espectador ni como emisor, por lo menos en mi caso, sale el disco nuevo de sabina y yo pienso que me va a gustar, porque me encanta y porque lo admiro pero tampoco tengo la certeza, tengo que escucharlo, ojala que sí, voy bien predispuesto, pero siempre es un salto sin … el artista, por suerte nadie puede estar seguro o segura de que lo que haga la Catalina va a ser algo que enamore, capaz que sí, y ojala que sí, pero está buenísimo esa sensación de sentir desde acá, porque eso hace que tengas que matarte por que todo sea con honestidad y con verdad desde ahí arriba y que suceda para ambos lados de una manera linda y festiva, y la otra cosa que me pasa es que cada vez que hacemos una gira llegando al conurbano o el gran buenos aires, cada vez que salimos un poco del centro por más que disfrute muchísimo cada vez que hacemos un Gran Rex o vamos al Luna, o al teatro del centro con las grandes luminarias, está buenísimo conceptualmente, hay otra cosa que esta mortal también conceptualmente y que se siente a nivel del cuerpo y es que está reproduciendo un poco lo que sucede acá en carnaval, la posibilidad descentralizadora que tiene la muda de carnaval, el hecho de ir a cada barrio, cuando en el centro hay una cantidad de gente que viaja dos, tres horas, y que se toma un colectivo, un subte, un no sé qué, un Uber que le sale carísimo, no sé qué otra cosa, o el que viene en el auto y tiene que buscar lugar para estacionar, hay toda una movida de horas, de rato, para entrar a la función, y una cantidad de gente que viene de una cantidad de lados, en este caso la murga hace al revés, sale del centro y es la murga que llega al centro y tiene que ir ahí a 10 cuadras de tu casa al teatro de Quilmes o a 20 cuadras de tu casa en Lomas de Zamora o a la vuelta de tu casa en Ramos Mejía, y no sé, y lugares donde podes ir caminando y me encanta que pase eso, de alguna manera replicar lo que sucede en carnaval, el laburo va al barrio porque es de ahí, porque si nosotros la Catalina fuéramos de allá y viviéramos allá yo capaz que vivo en Quilmes y otro capaz que vive en Ramos y otra que vive capaz en no sé dónde, viviríamos en esos barrios a los que vamos, somos la murga desde ahí, entonces me encanta poder también, si bien disfruto mucho de los teatros del centro los que están en el circuito más notorio, venir a estos, al barrio, se disfruta muchísimo. Entonces esperamos que bueno, que genere eso, el encuentro. Sabes que por otro lado además son las giras en las que nos encontramos más uruguayos o uruguayas y está buenísimo eso también porque en general y de repente por una cosa cultural no sé si un uruguayo o uruguaya, hay obviamente, se mueve y hace tantas horas para ir a un Gran Rex y entonces cuando metemos la gira del conurbano nos encontramos con una cantidad de uruguayos y de uruguayas que capaz que no pueden irse hasta el centro o no pueden gastarse esos mangos y bueno me parece que también por ese lado es re emotivo y es re lindo y re disfrutable.

JR: ¿A qué se debe el nombre del espectáculo y si nos podes contar un poco, sin spoilear tanto?

YC: Es básicamente un cuento que nos imaginamos, nos imaginamos un grupo, una especie de institución pero … de un club de hombres y mujeres que deciden gastar su tiempo de vida y su energía en salir a pelear pleitos que el mundo les tiro y en dar batallas que la gente, que ya absolutamente nadie da, defender imposibles … entonces a partir de ahí nos imaginamos esta institución decadente, delirante, de gente loca que sale a dar esa pelea, y conceptualmente nos gustaba, nos divertía, que nos diera posibilidades de hacer humor en una cantidad de cosas, de utilizar la ironía y la caricatura que uno tanto necesita y además nos parecía que se condice con cierta cosa de quien utiliza el arte como medio de vida, esto de plantear una realidad alternativa de un mundo un poco más amable o por lo menos más entendible para quien lo emite que termina perdiendo con la realidad, se baja el telón, pero capaz que no y eso que quedo, esa patria de la que hablábamos hoy, en algún rincón de alguien que se lo lleva después de la función queda latiendo y viviendo y resonando e interpelando, no sé, tres, cuatro días después, un año después, entonces nos gustaba mucho esa idea. A partir de ahí, de esa especie de club de institución de “defensores de causas perdidas”, salimos a cada bloque humorístico que es una causa perdida que salimos a defender, a partir de ahí hacemos caricaturas y reflexión con humor de fotos sociales de nuestro contexto, de nuestra región y de nuestra época, que están construidas desde acá, y con el mapa de nuestros barrios y nuestra realidad uruguaya, pero que sin duda contienen y también involucran y van a interpelar a los argentinos y argentinas.

 

 

JR: También es una murga que se caracteriza por meterle guiños que apelan a la actualidad a cada espectáculo, esta no es la excepción.

YC: Exacto. Porque la murga lo hace y porque es parte de un mandato que está atravesado de eso. Son caricaturistas de la inmediatez. Este espectáculo sólo en carnaval tuvo 120 funciones y después desde mediados de marzo hasta ahora llevamos más de 50, o sea que cerca o más de 170 funciones hacen que la murga también de repente este respondiendo a alguna cuestión de su nacimiento y de su cuna, a una cuestión barrial y callejera, actualiza rompe e integra la realidad de recién, inmediata, la realidad recién talladita, recién salida del horno a sus espectáculos, entonces eso hace que con cada gira vayamos agregando alguna cosita, que vayamos mechando a ese cuerpo artístico cositas que tengan que ver con lo de recién, y eso nos gusta mucho porque bueno parece que se conecta con ese origen y con ese mandato de cronistas que a través del humor cuentan el ahora y eso también la hacen a la murga una expresión comprometida con lo que está viviendo, porque además no te olvides que es ejecutada por gente que literalmente en el 99% de los casos la murgas del carnaval uruguayo se arman y se desarman para el carnaval con grandes artistas que no viven del arte, que son jugadores de futbol, que son políticos o que son empleados o desempleados o desempleadas, entonces la preocupación de la realidad de la gente esta no por mandato o por designación formal sino porque quien la amasa quien la emite y quien la comparte para la gente es gente que canta, entonces a partir de ahí el guiño siempre está porque es imprescindible.

JR: Bueno, recién hablabas de los grandes concursos, de los grandes carnavales de Montevideo. Han logrado el segundo puesto de los carnavales de Montevideo. ¿Cómo se llevan con los reconocimientos?

YC: Bien, sabiendo que los reconocimientos son flores, pero que las flores se marchitan, y que están buenísimas y que duran lo que duran. Para entender lo de Uruguay el carnaval es bastante particular, estaría bueno contar que es como un gran festival de teatro popular organizado a cielo abierto, con una cantidad de gente, publica, privada, a nivel institución y a nivel formal muy decidido con pautas muy claras, pero también con muchas cosas de improvisación, mueve muchísima gente, vende más entradas que todos los equipos de futbol de todo el año en Uruguay, concita a una cantidad de gente y la atención de otra tanta, pero que es un festival, es como un encuentro y hay 20 escenarios que durante 45 días está abierto en toda la ciudad, en los que hacemos funciones y en el corazón de cada barrio, y está buenísimo … tiene un concurso metido en el medio y hasta el día de hoy el reglamento no permite salir a hacer como murga los tablados, son esas funciones en los barrios, hicimos 120 en 40 días de carnaval si no concursas, entonces hay un concurso muy legislado que está buenísimo, que la Catalina ha jugado y ha sabido jugar hasta que su juego le damos esa mención nomas que a veces se pone un poco mezquino y en un nivel de erizamiento y de puntualización que ya no esta tan bueno, que corre un poco la brújula a mi entender, pero que está buenísimo forma parte de lo que queremos y de lo que aprendimos a adorar desde niños y niñas, es el género que nos gusta y lo aprendimos viendo los concursos y los tablados. La Catalina ha sabido jugar muy bien ese juego, de hecho desde 2000 hasta acá hubo 19 carnavales, nosotros participamos en 10 y aun así es la murga que más ha ganado, entonces quiere decir que la murga ha sabido hacerlo y ha sabido jugarlo, pero nunca de esos 10 carnavales que participamos la chispa que incendio la llama o el motor que dio movimiento a los espectáculos de la Catalina fue el concurso, ni la carrera loca por un premio ni la búsqueda de las flores, fue la búsqueda y la necesidad de comunicar y de decir y de contar y de cantar y de jugar, y de hacer murga que era lo que desde niños y desde niñas… entonces el juego, las ganas, las cosas que teníamos para decir y para compartir, la comunicación, la sanación individual y colectiva de lo que teníamos para plantear, el intento de entender el mundo desde nuestros ojos, la necesidad que teníamos de hacer esas preguntas, nuestros espectáculos intentamos que no sean nunca planteos ideológicos ni conceptuales, ni recetas de mundo ni de moralina, ni de cargos para vivir; son preguntas la mayoría de las veces, hay muy pocas certezas, entonces muchas veces hasta por necesidad individual, cosas que hemos cantado desde el intento de un humano que escribe y canta de preguntar e intentar saber cómo carajo hace para estar en este mundo, para intentar volverlo algo un poco mejor, desde su lugar desde su tamaño de peatón, son preguntas de peatones, de gritadas en un bar, entonces desde ahí que nos llevamos bien, que reconocemos agradecemos disfrutamos cuando vienen los vivos y nos festejamos cada vez que ganamos y cada vez que tenemos una copa y un reconocimiento, pero al mismo nivel que cuando vas a jugar al fútbol con tus amigos y amigas del barrio, y cuando jugas al truco y perdés en la última mano y tiras las cartas, me levanto y sigo, porque el juego es lo que nos gusta, lo que nos importa, y el momento y lo compartido, más allá de la copa o de los premios.

Fotografía: Mauricio Rodríguez

 

JR: No solamente es transmitir la cultura propia, sino también poner en comunión el bagaje que tiene también el otro.

YC: Claro, exactamente. Necesitas de los dos platos de la balanza para lograr ese equilibrio. Totalmente. Y además es mucho más que llevar solamente mi cultura para que sea objeto de tu admiración o de tu aplauso o de tu sorpresa, es contarte quién soy y quiénes somos, quiénes vivimos por acá y de este lado del mundo y qué necesitamos y de qué nos reímos y porque lloramos, entonces es contarte mientras nos contamos, no con un fin solamente de comparación o de tu admiración, es para compartirnos y para estar más cerca y para que suceda la comunicación, entonces si ya te digo, me pongo muy contento cuando veo que además es un género, me pongo muy emocionado cuando pasa con una banda de rock, o cuando eso pasa con una compañía de ballet o un elenco de titiriteros, pero además con un género que tiene una cuna tan específica y tan barrial, y que tiene en su constitución actual trazos muy reconocibles de su origen callejero y marginal me emociona el doble.

JR: Si uno dice Uruguay dice Nacional, Peñarol, el tango, el candombe, la murga, y si dice murga, dice Agarrate Catalina. ¿Cómo llevan eso de ser la bandera de su país a lo largo del mundo?

YC: Bueno, en realidad, gracias, te agradezco mucho por este concepto, no sé, siempre pensamos eso que de repente lo que nosotros llevamos es, más que la bandera, o los dueños de la bandera, el abanderado, la abanderada, circunstancial. Siento que es un género que representa a muchos uruguayos y muchas uruguayas y que está buenísimo que quien lo escuche por el mundo o en cualquier rincón lo asocie con Uruguay, porque es insoslayable su cuna y su mapa más habitual, por suerte también este género desde hace un tiempo, aunque es un micro mundo, un ghetto, se ha expandido también, hay más gente que no es uruguaya que lo hace y lo disfruta, y lo honra también. Pero bueno está buenísimo y me encanta, yo lo llevo con mucho orgullo. Sé que es cierto que muchos escuchan la murga o escuchan la Catalina y sabe que estamos hablamos de Uruguay o que aparece la banderita y lejos de cualquier patrioterismo eh, pero que aparezca la banderita de tu país como símbolo en un festival porque está el elenco de tus hermanos y hermanas de vida y de ruta está buenísimo, yo lo llevo con mucho disfrute y con mucha responsabilidad, de repente, es una linda responsabilidad de saber que uno tiene. Acá, en tal festival, en tal lugar, en tal teatro no están viendo solamente una compañía extraña o exótica, están viendo algo que saben que ahí viene del Uruguay, entonces redoblar los esfuerzos en el labor artístico.

 

Fotografía: Nando Blanco

 

JR: Recién decías eso de ver la bandera en los diferentes festivales a donde van. Tienen la suerte de recorrer el mundo. ¿Cómo ves la recepción del público cada vez que salen al escenario?

YC: Está buenísimo, a mí me esperanza como ser humano, sé que parece grandilocuente, pero es así, cuando vos ves que te entienden y que abraza tu espectáculo una señora en China, alguien en Alemania, y cuando ves que el arte que vos haces es también contar tu barrio, tu historia, una cosa aparentemente ligada solo a una coyuntura local, es también emoción y sacudón en la butaca de alguien que está del otro lado del mundo literalmente, eso a mí me deja un poco más confiado en este bicho maravilloso y porquería que somos los humanos, porque nos podemos entender y gente que está preparada culturalmente y que ha tenido estímulos completamente distintos a los míos y que vive en el otro lado del mundo literal, y conceptual, se encuentre tan así con mi espectáculo o se emocione o se ría tanto, o se interpele con algo que hace alguien del otro lado del mundo es esperanzador, me demuestra que hay posibilidades de entenderse si uno quiere o si una lo necesita, entonces reconozco al arte como puente posible para eso, posibilitador para eso, y reconozco… Una patria que recoge compatriotas nacidos en cualquier parte que estén ahí juntos y juntas, por lo menos durante lo que dura una función, y esa manera de comunicarnos a mí me deja muy emocionado y muy esperanzado, a lo largo de todo el mundo lo he podido comprobar.